El destino pone a prueba el amor, a veces los sentimientos no son tan fuertes como para superar todo.
Historia de Ian Harding y Lucy Hale, solo ficción!
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Pasa la tarde entre risas y mucha emoción, hasta que escuchan a Ian acercarse y hablarles.
Ian: Por si no sabían, hay varios asientos disponibles por aquí.
Annie: Pero no es tan cómodo como estar acá estiradas en el pasto.
Ian: ¿Qué hacen todos a tu alrededor?
Pregunta él llegando junto a ellas y observando la imagen antes de fotografiar.
Lucy: Ha ocurrido algo muy lindo.
Ian: ¿Qué?
Dice al mismo tiempo que se inclina y se sienta cerca de Lucy.
Lucy: Ellos han estado en modo protector de mi vientre desde que nos recostamos aquí.
Ian: ¿En serio?
Pregunta sorprendido.
Annie: Es la verdad.
Ian sonríe.
Ian: Que maravilloso.
Lucy simplemente asiente con la cabeza, no quiere volver a llorar por la emoción y luego de varios minutos de silencio, donde Ian observa a los perros con una gran sonrisa, éste se levanta y estira sus manos hacia su esposa para incitarla a que también se levante.
Ian: Ahora vamos adentro, comenzará a refrescar... Les prepararé algo de comer.
Annie: Oh, yo no podré cenar con ustedes, quedé en ir a comer con mi novio.
Lucy ya de pie hace un puchero en dirección a su amiga y ésta ríe.
Ian: Si quieres puedes invitarlo y comemos todos juntos, claro, si eso no estropea tu cita romántica.
Annie: No molestes Harding, y no, para otro día comemos todos juntos.
Annie se despide de ambos con una abrazo cuando se encuentran cerca de la puerta de la casa.
***
Lucy: ¿Qué sucede?
Dice ella comenzando a comer la cena que prepararon juntos.
Ian: Nada.
Lucy resopla.
Lucy: ¿Cómo que nada? ¿Todo bien con la terapia?
Ian suspira antes de levantar la mirada de su comida.
Ian: Todo estuvo bien con la terapia y luego en las compras... Es solo que tengo algo en mi mente que me gustaría decirte pero no quiero incomodarte.
Lucy: Creí que ya habíamos hablado respecto a eso, puedes decirme lo que quieras, ya luego te digo si no me acomoda hablar de ello.
Él asiente con la cabeza antes de hablar.
Ian: Bueno, solo quería decir que me encantó ver a nuestros perros alrededor de ustedes hoy, fue bastante emocionante.
Lucy sonríe.
Lucy: Fue algo muy lindo, no entendía al principio qué hacían hasta que se quedaron quietos en mi vientre... Me gustó.
Ian: ¿En serio?
Pregunta él inseguro pero con la esperanza reflejada en sus ojos.
Lucy: Sí... Hoy estuve hablando con Annie y la verdad es que necesitaba esa conversación.
Ian: ¿Por qué?
Lucy: Porque aunque no lo quiera reconocer, yo ya estoy ilusionada con este embarazo. Me he encontrado acariciando mi vientre y hay algunas cosas que me emocionan... Solo intento contenerme porque tengo mucho miedo Shmian, de verdad estoy asustada.
Ian se levanta de su asiento y se dirige hacia Lucy para abrazarla fuertemente y deja un beso sobre su coronilla mientras escucha el primer sollozo que emite su esposa.
Ian: Ya te lo he dicho, yo también tengo miedo, aún cuando no pueda siquiera imaginar lo que tú sientes, yo estoy aquí, contigo, apóyate en mí o en Annie, o en quien tú necesites, pero por favor no te guardes lo que sientes.
Lucy: Eso me dijo Annie. Ustedes están aquí, tú estás aquí... Y no quiero que dejes de disfrutar este embarazo... Ya te lo dije, solo necesito tiempo, pero quiero que hagas lo que te nazca respecto a bebé en mi vientre. Yo quiero esperar hasta al menos las 12 semanas para asegurarme que esto va a ir bien, más allá que tendré que cuidarme durante toda la gestación.
Ian: Acepto, quiero que entiendas que si bien quiero disfrutar de este embarazo, también quiero disfrutar de estar junto a ti como antes. Iremos de a poco. Por el momento, no creo que sea buena idea que todos se enteren... Debemos esperar y yo estoy dispuesto a lo que sea por verte feliz y cuidar de ustedes.
Lucy: Gracias.
Dice ella alejándose del abrazo de Ian para mirarlo a los ojos.
Ian: Siempre dime lo que sucede, si un día no quieres nada, ni que te hable, dímelo.
Lucy: Yo siempre voy a querer que tú me hables y te preocupes por mí aunque te diga lo contrario.
Ambos sonríen y con lágrimas en sus ojos se observan por varios segundos.
Ian: Quiero besarte.
Lucy se acerca a él para besarlo lentamente, ambos se deleitan con aquel contacto por varios segundos y al separarse se quedan con sus frentes unidas.
Ian: Extraño tanto besarte.
Lucy: Yo también.
Ambos hablan en susurros, aún con sus ojos cerrados.
Ian: Ustedes son lo más importante para mí. Ya hemos hablado antes de todo esto del miedo y debes tomarte las cosas con calma, yo no me iré de tu lado. Vamos de a poco.
Lucy: Muchas gracias.
Dice ella antes de darle un breve beso.
Lucy: Ahora vamos a lavar lo que usamos y luego a dormir, por favor. Tengo demasiado sueño.
Ian: Lo que usted diga.
Ambos sonríen y proceden a retirar y lavar lo que usaron para su cena.
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