El destino pone a prueba el amor, a veces los sentimientos no son tan fuertes como para superar todo.
Historia de Ian Harding y Lucy Hale, solo ficción!
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Julie: He tomado una decisión muy difícil. Después de estos meses junto a mi hija es realmente complicado separarme de ella, pero debo volver a casa, con el resto de mi familia.
Julie le da una mirada de disculpa a Lucy pero ella con lágrimas en sus ojos rápidamente le toma la mano mientras niega con la cabeza.
Lucy: No te sientas culpable, mami. Hace tiempo debiste regresar y aún así te quedaste para cuidarme.
Julie no aguantó las lágrimas y abrazó a su hija, ambas sollozaron y tanto Mary como Sarah también se emocionaron. Ian por su parte, miraba con el ceño fruncido lo que pasaba ante sus ojos, realmente sentía pena por la situación aunque no entendía por qué hablaban de cosas que parecían tan íntimas frente a su familia. Al parecer eran más cercanos de lo que él creía o quería reconocer.
Julie: Yo estaré viajando a visitarla seguido, pero debo dedicarle tiempo a quienes me esperan en casa. También vendrán los demás de vez en cuando... Por eso quería pedirles que por favor no la dejen sola.
Dijo ella dirigiéndose a ambas mujeres.
Ian: Espere, ¿No tienen más familia en Los Ángeles?
Mary y Sarah miraron a Ian con evidente molestia, haciendo notar que desaprobaban la pregunta realizada por él, mientras que Julie hacía una mueca de dolor al sentir los brazos de Lucy apretarse más a su alrededor.
Julie: Tal vez no es una buena idea. Es mejor que nos vamos, mi amor.
Le susurró la última frase a Lucy y ella asintió.
Mary: Por ningún motivo se van y no es necesario que siquiera lo pidas, Julie. Nosotras siempre estaremos para Lucy.
Sarah: Discúlpate ahora mismo, Ian.
Leexigió a su hermano.
Ian: Lo siento, de verdad yo solo quería saber...
Mary: ¡Suficiente!
Le interrumpió Mary a su hijo, su actitud ya estaba colmando su paciencia. Se acercó a Julie y Lucy para abrazarlas y luego les susurró.
Mary: Siempre serás parte de nuestra familia, no importa lo que pase, te cuidaremos.
Lucy asintió y luego suspiró profundamente para mirar a Julie y Mary.
Lucy: Muchas gracias, en serio, este tiempo ha sido un infierno y sin ustedes no habría podido sobrellevar todo esto.
Sarah apareció para unirse al abrazo y bromeó.
Sarah: No me dejes fuera de esto.
Todas rieron e Ian se sentía completamente fuera de lugar. Él seguía sentado y miraba a las cuatro mujeres frente a él intentando descifrar qué era lo que las unió y las mantenía tan cercanas. Además, hacía un gran esfuerzo por controlar su deseo de levantarse e ir a abrazar a Lucy, porque verla así, tan vulnerable, solo lo empujaba más hacia la atracción que sentía por ella, a querer conocerla, consolarla y hacerla parte de su vida. Suspiró profundamente y cerró los ojos por largos segundos, cuando finalmente los volvió a abrir se encontró con los cuatro pares de ojos mirando en su dirección.
