Ian notó la sonrisa de Lucy y se sintió estúpido, sabía que estaba mirándola atontadamente y probablemente ella se burlaría de él, así que prefirió hacer algo para poner distancia. Carraspeó y desplegó una amplia sonrisa que hizo que Lucy frunciera su entrecejo.
Ian: No fue una mujer quién me dijo que soy un mujeriego. De todas formas, no debes ponerte celosa, yo alcanzo para todas.
Dijo él antes de darle un beso rápido y comenzar a reír, Lucy lo empujó con ambas manos en su pecho para apartarlo de ella, realmente la rabia se estaba apoderando de su ser.
Lucy: ¡Eres un idiota!
Salió ella del baño y se fue a sentar nuevamente alrededor de la mesa. Tanto Mary como Sarah la miraron preocupadas.
Mary : ¿Qué pasó?
Lucy: Tu hijo siendo un imbécil nuevamente.
Sarah gruñó cuando vio a su hermano llegar a reunirse con ellas.
Sarah: ¿Qué te pasa? ¿Hasta cuándo vas a seguir así Ian?
Lucy: Déjalo.
Mary: Lamento esto, nuevamente, Lucy, no sé hasta cuándo tendré que disculparme por tener un hijo idiota.
Ian: Ya basta, ¿No? ¿Siempre la van a defender a ella? No tienen idea de lo que ha pasado y ya me están juzgando. Las espero en el auto.
Dijo él levantándose para irse. Mary y Sarah se levantaron también, se despidieron de Lucy y se disculparon una vez más antes de irse. Ella suspiró profundamente y se fue a su habitación sin siquiera limpiar lo que habían usado. Solo quería distraerse para no volver a llorar por la actitud de Ian, así que llamó a su madre.
Cuando Mary y Sarah se subieron al auto, Ian aceleró con prisa.
Sarah: Dame una buena razón para entender tu comportamiento.
Ian: Como si me fuesen a creer.
Mary: Siempre nos tenemos que disculpar por tus actos. Tú no eras así.
Sarah: Dices que te juzgamos pero no lo hacemos, solo intentamos protegerte a ti y a Lucy, pero no estamos acostumbradas a este comportamiento.
Ian: Ella sonreía mientras yo la miraba idiotizado, se estaba burlando de mí porque vio que quería besarla, así que como mecanismo de defensa le dije una tontería.
Mary: ¡Pero por Dios! ¡La querías besar y terminaste dañándola una vez más!
Ian: ¡¿No escuchaste?! ¡Se estaba burlando de mí! ¡Deja de defenderla!
Sarah: ¡¿No se te ocurrió pensar que sonreía porque estaba feliz esperando que la besaras?! ¡Eres realmente imbécil!
A ese punto todos gritaban pero luego de las palabras de Sarah, el auto se sumergió en un gran silencio hasta que llegaron a la casa de soltero de Ian.
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Prueba del destino - Lucian -
RomanceEl destino pone a prueba el amor, a veces los sentimientos no son tan fuertes como para superar todo. Historia de Ian Harding y Lucy Hale, solo ficción!