El destino pone a prueba el amor, a veces los sentimientos no son tan fuertes como para superar todo.
Historia de Ian Harding y Lucy Hale, solo ficción!
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Una semana después.
Lucy: No me gusta.
Dice ella mientras se sienta en el sofá ubicado en la sala de estar y se cruza de brazos.
Ian: Solo te falta el puchero.
Dice él sonriendo pero Lucy lo fulmina con la mirada e Ian suspira antes de sentarse junto a ella.
Lucy: No me parece gracioso.
Ian: A mí sí, pero bueno... Según ella, es lo mejor por el momento.
Lucy: ¿Y por qué solo te llamó a ti? ¿Tiene miedo de lo que yo le pudiese responder?
Ian: Ya te dije que te llamó primero a ti, pero tu celular lo dejaste en el dormitorio y no lo escuchaste. Dijo que va a estar atendiéndonos por separado hasta estimarlo conveniente.
Lucy resopla.
Lucy: Pero se supone que es una terapia de pareja.
Ian: Tal vez es porque cree que debemos solucionar asuntos personales para luego seguir adelante, no lo sé, es lo que se me ocurre, pero yo no soy el especialista.
Lucy suspira profundamente antes de asentir de mala gana.
Ian: Vamos, no me digas que ahora estarás celosa de la psicóloga.
Lucy: ¡Por supuesto que no!
Dice ella tan rápido que suena poco creíble, luego recuesta su espalda en el sofá y por primera vez, frente a Ian, acaricia rápidamente su vientre. Ese gesto no pasa desapercibido para ninguno de los dos, pero ambos prefieren dejarlo pasar por el momento.
Ian: ¿Es eso? ¿Estás celosa?
Ian decide seguir con la conversación y Lucy lleva ambas manos a su rostro mientras niega con la cabeza.
Lucy: Es que estoy embarazada, mi cuerpo está cambiando y ni siquiera podemos hacer el amor, y ella ahora quiere estar a solas contigo.
Ian toma rápidamente las manos de Lucy para hacer que lo mire de frente.
Ian: ¿Puedes entender que estoy enamorado de ti?
Lucy lo mira atentamente y suspira, siente alivio en su corazón, si bien están teniendo una buena relación durante los últimos días, aún no vuelven a estar como solían hacerlo, aún hay cierta incomodidad y agradece internamente que él mencione que está enamorado de ella.
Lucy: ¿Estoy siendo ridícula?
Ian: Ella podría ser mi madre.
Lucy: Pero ella podría tener una hija.
Ian comienza a reír y se acerca más a ella para abrazarla, Lucy simplemente disfruta de aquel contacto y respira profundamente para inhalar su aroma.
Ian: No olvides que yo ya estoy enamorado de alguien.
Dice él al mismo tiempo que alza el rostro de Lucy para mirarla de frente una vez más.
Lucy: Está bien, dejaré esta tontería.
Ian: Es lo más sano para ambos, porque quiero que tu terapia con ella funcione y que no estés preocupada aquí mientras voy a mi terapia.
Lucy: Eso significa que me tendré que quedar aquí mientras tú vas.
Dice ella cortando el contacto visual.
Ian: Sí, pero no te preocupes, hablé con Annie y vendrá en algunos minutos.
Lucy: ¿Ahora se supone que nuestra casa es mi cárcel?
Ian: Déjame cuidarte, no me iré tranquilo sin que estés acompañada y no quiero que salgas más de lo necesario.
Lucy: Eres un exagerado, no me sucederá nada si salgo.
Ian: No soy exagerado, solo soy precavido.
Lucy: ¿Y si cae un meteorito en la casa?
Ella dice intentando contener la risa pero muy a gusto por la cercanía entre sus cuerpos y la agradable sensación de estar siendo protegida por su esposo.
Ian: No lo había pensado...
Dice él llevando su mano derecha hacia su propia barbilla y adoptando una postura pensativa.
Lucy: No me pasará nada.
Ian: Creo que debo comenzar a construir un búnker a varios metros bajo tierra.
Lucy: ¿Estás loco?
Ella se separa para observarlo alarmada.
Ian: Mi mente ya está considerando algunas ideas.
Lucy comienza a reír e Ian la acompaña. Luego de varios minutos riendo, él lleva una de sus manos para acariciar el rostro de su esposa.
Ian: Me encanta verte reír.
Lucy: Me encanta reír contigo.
Esta vez es ella quien decide tomar la iniciativa y luego de que ambos observen los labios del otro, Lucy se acerca para atrapar los labios de Ian en un beso intenso, que se ve interrumpido por el sonido del timbre. Ellos se separan y se observan por algunos segundos antes de suspirar.
Ian: Iré a abrir la puerta.
Lucy: Está bien.
Ambos se mantienen sosteniendo la mirada del otro hasta que vuelve a sonar el timbre, y solo en ese momento, Ian se levanta y se dirige hacia la puerta de entrada, donde saluda a Annie y la invita a pasar hacia donde se encuentra Lucy.
Lucy: ¡Al fin llegó mi niñera!
Annie comienza a reír y se acerca a ella para besar su mejilla y sentarse a su lado.
Annie: Si soy tu niñera, entonces yo podría cobrarle a Ian.
Dice ella guiñando un ojo hacia Ian y Lucy la mira entrecerrando sus ojos.
Lucy: No te hagas la listilla.
Ian: Annie, muchas gracias por venir. Ahora me puedo ir tranquilo.
Lucy: ¿Solo irás a la sesión o pasarás a algún otro lugar?
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