El destino pone a prueba el amor, a veces los sentimientos no son tan fuertes como para superar todo.
Historia de Ian Harding y Lucy Hale, solo ficción!
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Julie: Bueno, yo prepararé algo para el almuerzo y de paso les dejo tiempo a ustedes para que puedan hablar en privado.
Lucy levantó la mirada hacia su madre.
Lucy: No es necesario.
Julie: Lo es.
Ella miró a Ian con preocupación y él le agradeció moviendo sus labios pero sin emitir sonido.
Ian: Vamos al dormitorio.
Dijo él tomando las manos de Lucy para ayudarla a levantarse, ella asintió y comenzó a seguirlo. No entendía qué le pasaba, caminaba de modo automático y sentía que algo no iba bien.
Ian abrió la puerta para entrar junto a Lucy y luego la cerró antes de dirigirse hacia la cama, se sentó doblando una de sus piernas para quedar de lado y poder mirar a Lucy que al sentarse se quedó mirando hacia la puerta.
Ian: No quieres estar aquí.
Lucy suspiró al mismo tiempo que cerraba los ojos y se quedaron en silencio durante varios minutos.
Ian: Amor, habla conmigo, por favor... Dime, ¿qué es lo que piensas?
Lucy abrió los ojos e Ian pudo ver las lágrimas que se amontonaban en ellos.
Lucy: Estoy preocupada, no sé qué dirá mi familia respecto a nosotros dos estando juntos de nuevo y ahora se agrega la presión de contarles que estoy embarazada.
Ian: Pero mi amor, nadie te está presionando a nada, ambos decidimos ayer contarles a nuestras familias hoy respecto a que estamos juntos de nuevo, pero si no te sientes preparada podemos cancelar la cena y mucho menos les vamos a contar que estamos esperando un bebé si no te sientes cómoda con ello.
Ian tomó las manos de Lucy pero ella se deshizo del agarre y se puso de pie frente a él.
Lucy: Sí, sé que lo decidimos los dos y lo del embarazo apenas ahora lo puedo pronunciar, es solo que ellos incluso me habían sugerido que viera a otras personas y ahora todo esto está pasando tan rápido que...
Lucy se movía de un lado a otro por la habitación, pasando sus manos por su cabello y ropa, notablemente nerviosa y desesperada, sin notar que Ian se había levantado y la miraba con preocupación.
Ian: ¡¿Qué?!
Lucy detuvo sus divagaciones y se volteó para mirarlo con el ceño fruncido.
Lucy: ¿Qué de qué?
Ian: ¿De verdad tu familia quería que salieras con otros hombres?
Lucy hizo una mueca y miró sus manos. Ian pegó un grito de frustración y se sentó nuevamente, esta vez con sus codos en las rodillas y su cabeza sostenida en sus manos.
