XIX

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Kara

Me quedé paseando un rato en el pasillo fuera de mi apartamento pensando en que hacer, no quería dejar sola a Lexa, ella realmente me importaba, me ayudó en un momento difícil, pero Lena... Lena fue alguien especial en mi vida, pero su forma de actuar al saber mi secreto hizo que mundo se derrumbara.

¿Kara?— Seguía con James al teléfono.

— Lo siento, James. Me quedaré con Lexa.—Colgué el teléfono y marqué altiro un número, contestó al tercer tono.

— ¿Aló? ¿Kara?

Sam...

—¿Sucede algo?

— Es Lena, está en el hospital grave.

—¡Oh dios! ¿qué pasó? ¿estás allá? —podía notar en su voz lo preocupada que estaba, pero yo no tenía la suficiente información del estado de Lena.

— No sé lo qué pasó. No estoy en el hospital, James está allá, él me llamó hace unos minutos y creí que tú debías saberlo.

—Gracias, Kara. Voy para allá de inmediato. ¿Nos vemos en el hospital?— como decirle que no quiero ver a Lena, Sam no puede saber la verdad, pero me da miedo pensar que Lena pueda traicionar está vez a Sam de algún modo.

— No, lo lamento, estoy... estoy ocupada con otros asuntos.

Ok, entonces... cualquier cosa te aviso.

— Ok. Adiós.— colgué y entre a mi apartamento un poco agitada.

Al entrar Lexa notó mi actitud, estaba algo nerviosa, agitada, mi estómago daba vueltas. ¿Será por lo que comí recién? Caminé por mi apartamento para tratar de evitar esa sensación, me estaba preocupando por lo que estaría pasando Lena.

— Kara ¿Estás bien?— me preguntaba Lexa mientras seguía paseandome.

Iba a contestar, pero lo sentí. Sentí como la comida venía de vuelta a mi boca, con rapidez, no tanta para que Lexa no se diera cuenta de mis poderes, fuí corriendo al baño, ahí salió todo...

Me quedé sentada al lado del retrete con una respiración agitada, en unos segundos entró Lexa, su expresión al verme ahí fue con preocupación, se puso frente a mí, tomó de mis mejillas y con una mano la llevó a mi frente.

— No tienes fiebre, pero te ves fatal. Lo... lo lamento.— ya sé a qué iba, ella pensaba que esto era su culpa.

— No es tu culpa, Lexa.

— Yo te obligue a comer sabiendo que aún estabas mal del estomago.— Claro... pero yo no estaba segura si era por la comida, por la preocupación o por otra cosa.

— No, no...— respiré hondo, aún sentía mi estomago dar vueltas.— En realidad necesitaba comer... a lo mejor me hizo mal el no comer por mucho tiempo.— di vuelta mi cabeza al retrete y volví a vomitar mientras Lexa tomaba de mi cabello.

— ¿Quieres que me quedé hasta que estés bien?— sólo logré asentir volviendo a apoyarme en la pared del baño.

.

.

.

Al día siguiente desperté en mi cama con Lexa al lado mío, me di vuelta para mirarla mientras dormía, un rostro inocente, sonreí al verla.

— ¿Qué tanto miras?— dijo aún con sus ojos cerrados y reí mientras ella sonreía.

— Lo afortunada de tenerte aquí al lado mío.— Me acerqué y le dí un suave beso en sus labios, lo cuál ella me lo devolvió.

Nada es lo que parece [SuperCorp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora