Nada es lo que parece [SuperCorp]

XLIX

Kara

El tiempo avanzaba, y con la kriptonita alrededor mío me estaba poniendo más débil. 

Seguía golpeando esas malditas rocas llenas de kriptonita sin importar el dolor que sentía.

Ya después de varios intentos me estaba rindiendo. Finalmente me senté en lo que quedaba de suelo, mientras seguía achicandose el espacio. Me coloqué en posición fetal, escondiendo mi rostro entre mis piernas.

— Perdoname.— dije en susurro a Lena.— Lo intenté.— mis lágrimas comenzaban a salir.

Lo único que pensaba en ese momento era en mi familia, en Alex, Winn, J'onn, Sam, James, Lexa, todos mis amigos, en Lena, hasta en mi madre que al fin la encontré después de mucho tiempo creyendo que estaba muerta.

Me recordaba la propuesta que le hice a Lena, yo la amo tanto. Me imaginé la gran boda que tendriamos, me imaginé a nosotras dos con niños en la casa.

Luego de un momento a otro pensé en todo lo que podrían sufrir mi familia si no salgo de aquí rápido.

Después de todo eso, no me rendiré. Me levanté. Tomé toda la fuerza que podría tener y comencé a dar golpes a las rocas, cada vez más fuerte, hasta que se rompieron. Logré salir de ahí.

Miré todo el desastre, miré mis manos llenas de heridas y quemaduras por la kriptonita, pero no importó nada de eso.

Vi el cielo, era algo tarde, no había tanta luz solar, pero aún tenía mis poderes, aunque mis heridas no se estaban curando tan rápido.

Tomé vuelo rápidamente para llegar a la DEO e informar lo que acaba de pasar, decirles lo que le estaba pasando realmente a Sam.

Al llegar vi que la DEO estaba casi todo destruido. Hubo una pelea acá dentro.

— ¡Alex! ¡Lena!— empecé a gritar al no verlas.— ¡Alex!

— ¿Kara?— ahí estaba. Alex corrió hacía mí y me abrazó.— ¿Dónde estabas? ¿Qué te pasó?— al parecer notó las pequeñas heridas y quemaduras que tenía en parte de mis cuerpos, sobre todo en las manos y la cara.

— Estoy bien, tranquila. ¿Qué pasó acá? ¿Dónde está Lena?

— La DEO fue atacado. Unas sacerdotisas kriptonianas aparecieron buscando la sangre de Reign. Tratamos de detenerlas, destruimos la sangre, tu madre la quemó. 

— ¿Y Lena?

— Ella se había ido antes a L-Corp, a su laboratorio a ver si encontraba respuestas para Sam.— suspiré de alivio al saber que Lena no estuvo aquí en el momento del ataque.— Ahora, dime ¿qué te pasó?

— Esas sacerdotisas que atacaron... ellas me atraparon. ¿Te acuerdas de la fortaleza de Reign?— Alex asintió.— Volvió. Reign sigue viva.

Le conté a Alex lo que estaba pasando. Que el Harun-El sólo separó a Reign de Sam, que sólo una de ellas va a vivir, porque la otra tomaba la energía de la otra.

Los que estábamos en la DEO nos juntamos para saber qué hacer, fui a buscar a Lena para que también estuviera al tanto.

Mi madre nos contó que antiguamente en el valle de Juru se encontraba una posa de agua dividida en dos, una que daba poder y otra que te debilitaba. Esa podría ser la respuesta a nuestros problemas, pero Sam estaba muy débil, Brainy se fue con los demás de la Legión al futuro, no podíamos llevarla al valle.

— Volveré al valle. Está decidido.

— Sam. Brainy no está. No hay forma de llevarte.

— Si, la hay. Lena me ha llevado antes y puede volver a hacerlo.