El bosque lll •Sacrificio•

Capítulo 1 -•- Mi problema

        Caroline se aferró a las delgadas cobijas, realmente el frío se volvía cada vez más insoportable, el vaho estaba ahí aunque no lo pudiera ver por estar en la oscuridad, llevaba tres días ahí y no había encontrado nada para poder ayudar a Michael, la culpa no la deja tranquila y no tiene la intención de dejarla pronto, la policía la busca, quien la encuentre tiene derecho de acabar con vida por no tener claro lo que es, eso pasaba en la ciudad donde vivía, mientras que aquí en Exparía o en cualquiera de los Reynos, la buscan para decidir que hacer con ella, ya sea  desterrarla o dejarla libre pero con condiciones en el mejor de los casos. Los pensamientos de Caroline la traicionan de vez en cuando, pensando en que si su padre no la hubiera convertido no estarían pasando por todo eso, se sentía tan sola entre las cuatro paredes, Dante le dirigía menos la palabra pero lo entendía, ella lo había hecho así. Se sentó recargando la espalda a la pared y abrazó sus rodillas aún envuelta en las cobijas, cómo podría confesarle a todos que entendía todo, que lo sabía, que era ella...

         —Te traje más comida —Dante dejó las botellas con sangre sobre la mesa vieja y desgastada, a pesar de que Caroline no podía verle por completo, podía diferenciar un poco su silueta— ¿No puedes dormir?

         Esa pregunta le dió como una puñalada en el pecho al recordar aquella vez en la que Dante se había acostado con ella por el frío que sentía aquella vez que fue a Agarathaí.

         —No. ¿Cómo sabes que estoy despierta?

         —Tal vez no te has dado cuenta pero tus ojos brillan entre la oscuridad —«como los tuyos» pensó.

          Normalmente Dante se iba sin decir siquiera "adiós" después de llevarle la comida pero esta vez se recargó en la pared y dejó sus ojos fijos en ella, ella hizo lo mismo.

          —¿Por qué no prendes una vela?

          —¿Para qué? Se supone que debo de estar durmiendo.

          —Tú lo has dicho, deberías, pero no lo haces.

           —¿Por qué hoy tan amable?

           —No lo hago, tan solo quería confirmar algo.

           —Puedes preguntar y ya.

           —Sigues siendo la misma que provocó el caos, me juraste que habías cambiado, que ni un maldito pájaro ibas a matar ya, ¿qué ganas mintiendo con eso?

           Caroline en ningún momento había mentido sobre eso y lo que había jurado era cierto, pero fueron ellos quienes no le creyeron llevando a Caroline a que siguiera fingiendo sobre que no había cambiado.

         —Bueno pues eso es cierto, no matado ni a una mosca.

         —¡Oh! ¿En serio? ¿Y los animales muertos afuera de la casa qué son? Aparte de mentir con esto te salen sin permiso y sin pensar en las consecuencias.

          —No sé de qué diablos me hablas Dante... —dijo cansada, y tenía razón, no tenía idea de eso pero eso podía explicarle el olor a putrefacción que a veces había fuera de la casa.

          —No trates de hacerte la inocente, eres tú quien está detrás de todo esto con sus falsas palabras, pero una cosa ten claro... —A Dante le dolería a más no poder decir lo siguiente—: Si tú sigues saliendo así y alguien te llega a atrapar o lo que sea, ten en cuenta que no te defenderemos y te las verás tú sola.

        Caroline se levantó de un saltó olvidando el frío, encendió las velas con un simple movimiento de mano y se dirigió hacía Dante quedando frente a frente.