El bosque lll •Sacrificio•

Capítulo 26 -•- Té con galletas

—¡CREÍ QUE IBA A MORIR! —solté todo el aire retenido al ver de nuevo a Michael, había desaparecido como Alex solía hacerlo y entramos en pánico, bueno, esa última fui yo— ¡NO SABÍA COMO VOLVER, NI SIQUIERA SABÍA DONDE ESTABA, TODO ESTABA NEGRO! —lo abrace, está temblando el pobre.

—Creí habernos librado de él por fin —suspiro y lo miré mal.

—Que buenos ánimos Ashley.

—Solo bromeo, dejemos a la zanahoria descansar o puede que desaparezca para siempre, no es bueno presionarlo. —Estábamos investigando qué podía hacer Michael, y vaya que nos sorprendió. Ashley nos dio la espalda para comenzar andar.

—¿Cómo estás tan seguro de eso? —preguntó Michael. Ashley se detuvo y nos miró sobre su hombro.

—No eres un robot, te cansas y llega un punto donde no puedes más por tanto que lo intentes, me pasaba con Bianca, quería que hiciera demasiadas cosas y todas fueran perfectas, y no hablo de hacerlo solo una vez, sino una y otra, y otra, y otra... Y otra vez, después de tanto no podía, estaba agobiado pero los castigos eran peores así que daba todo de mí o simplemente explotaba contra ella y terminaba inconsciente por días... —Aprieta los labios y suspira— Voy adentro —escucharlo hablar con tanto dolor me parte el corazón, lo observé al irse.

—Voy a bañarme, no es lindo andar todo sucio, los veo después —dijo y se marchó mi pelirrojo.

—¿Qué tienes? —Dante me abrazó por detrás, recargue la cabeza en su pecho.

—Solo pensaba en lo maldita que pueda llegar a ser Bianca. —Lo jale del brazo para quedar frente a él y poder besarlo, quiero que Bianca este fuera de mi día a día, ¿Es tan difícil pedir eso? De alguna forma, besar a Dante me hace cambiar los pensamientos y pensar en cómo llegue a amarlo tanto.

—No hay que permitir que sea así... —me miró tiernamente— no me respondiste.

—¿Qué cosa? —lo mire confundida.

—Si querías ser mi novia —tengo ganas de vomitar las malditas orugas que se están convirtiendo en mariposas junto con un maldito arcoíris.

—Te besé, recuerda.

—Quiero escuchar un sí, no quiero un beso. Solo quiero escuchar la respuesta.

—Dante la respuesta siempre ha sido sí, mi sol... —reí revolviendo su cabello— sí, sí, sí —le dije entre besos.

—Eso es lo que quería escuchar —murmuro en mis labios y me besó... Sus labios son tal delicados, tan suaves, tan todo, se separó y dijo—: Te amo —Sonreí con ternura ante aquellas palabras.

¿Cómo dos palabras tan pequeñas te pueden provocar tanto?

Aún me pregunto en qué momento pude querer tanto alguien.

—¿Desde cuándo? —lo miré con curiosidas tocando su mejilla con mis nudillos.

—No lo sé... Creo que fue aquella vez cuando te encontré en el bosque y te desmayaste por mi encantó —rodé los ojos, él rió—, creo que todo empezó ese día, no dejaba de pensarte y el día de la feria, con ese beso... Me dolió decirte que había sido un error cuando nunca fue así.

—Pero ahora estaremos juntos para siempre...

Por una extrañas razón, "para siempre" me sonaba desconocido.

—¿Ahora tenemos que hacerlo oficial? —levantó las ceja.

—¿Con eso te refieres a...?