Capítulo 32 -•- El rey

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—Yo no soy padre —esas palabras suena firmes y secas, se repiten una y otra vez haciendo eco por el bosque haciéndome parar de llorar.

La risa de Bianca me hace mirarla sin entender y ella sigue riendo como demente, miró a mi padre y este se desvanecen entre mis manos, hago los posible por tomarlo pero no puedo, se esfuma como humo entre mis dedos.

—¡No, no, no, no! ¡Papá! —grito con desesperación ignorando el dolor de mi abdomen y brazo— ¿Dónde está? —le pregunto con la voz rota limpiandome las lágrimas con el dorso de la mano lo antes posible— ¡REGRESALO CONMIGO!

—Tenía razón, él no es tu padre —su maldita risa me vuelve loca, aprieto los puños con fuerza— eres tan estúpida —suelta y Alex aparece a lado de ella— Alex sirve para ser buenas imitaciones ¿No crees? —sonríe— el plan ha cambiado, Alex ve a donde te dije que fueras —Alex asiente y agacha la mirada para desaparecer, me levanta temblando tanto de rabia como de tristeza

—¿Donde está? —pregunto en un hilo de voz— solo quiero saber dónde está —mi labio tiembla por lo que tengo que morderlo para no verme tan débil ante ella, aunque todos sabemos que así es como ve a todos, como los más débiles lo sean o no...

—Pobre niñita ingenua -—ríe como si está fuera la mejor broma de todas— dije que el tiempo se le acabó —da unos pasos hacia mí— te dije que estaba en el bosque, pero nunca especifique en cual —acaricia mi menton— limpia esas lágrimas... Así dices ser mi hija... maldición que vergüenza —la miro mal.

—Yo nunca dije que fuera tu hija, me avergüenzo de ello —suelto con desprecio y me arroja contra un árbol haciendo que lo rompa y ahora soy yo quien ríe— ¿Te duele? ¿Te duele porque no puedes ser una buena madre o porque ni tus hijos te quieren? —digo levantándome con la sangre escurriendo de mi nariz que terminaba por quedar como polvo.

—Es una lástima que a mí ni me quieran, así si muero no sufren, pero es una lástima que amen a tu padre, si él muere ustedes sí sufren... Tic toc Caroline, el tiempo se agota —sonríe de lado— te daré una pista de donde está, justo donde ocultas algo que le pertenece a tu Michael... —sujeto mi abdomen y me quejo sin evitarlo— fue un placer jugar contigo, sigues siendo tan débil, y es una lástima que te vayas a caer en pedazos en unos instantes. —Dice disfrutando de mi cara de sufrimiento.

—Si le haces algo a mi padre —digo con la voz temblorosa pero llena de rabia— o algún otro yo misma...

—¿Tú misma qué? —pregunta mirándome a los ojos fijamente con maldad— ¿Vas a matarme? —dice bajo pero con burla para soltar un golpe en mi mejilla y otro en mi pierna, me quejo pero no caigo— ¿En serio lo harás? —levanta las cejas— porque según yo recuerdo, ya me has matado Caroline —toma un mechón de mi cabello— Y mírame, estoy aquí —se burla en mi propia cara— estoy aquí con vida... Vida... Que bonita palabra y que pena que tú padre ya no la vaya a tener... El color azul te hace ver aún más el monstruo que eres. —Hace un puchero— El tiempo se acabó por fin —dice firme y desaparece en pájaros que me clavan el pico por todo el cuerpo antes de irse, los picoteos me abren la piel.

Sin esperar más busco el portal, siempre hace amenazas y ahora espero que no le pase nada a nadie... Me recargo en un árbol respirando con profundidad, no puedo permitirme llorar ahora, no cuando casi todo el mundo está el pleno caos... Una llamarada incendia el bosque haciendome retroceder... Quiero abrazar a alguien... siento que voy a explotar en cualquier momento y no podré con nada. Regreso para buscar el maldito portal, si las cosas estaban mal, ahora están mucho peor, todo está roto, casa y edificios destrozados, ya se han armados grupos para atacar a los demás y están matando también a quienes de rehúsan a ayudar por el simple hecho de que creen que deberíamos tomarnos el tiempo en conocernos.

El bosque lll •Sacrificio•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora