Capítulo 2 -•- La chica

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*Arena de Conceta.
*Tierra del cementerio dónde estaba a quien se quiera regresar de la muerte
*Una pertenencia de valor de éste mismo
*Líquido de un cuerno de unicornio puro
*Una daga de plata hecha por quién llevará acabó el ritual
*Dos flores negras naturalmente de la casa de alguien que haga magia negra
*Agua de sirenas de Designus
*Polvo de una Densi.

        Era todo lo que Caroline necesitaba para llevar acaba el traer a Michael a la vida, ahora el problema que tenía era cómo hacerlo, paso su dedo índice para seguir las letras y leer el procedimiento, sus vellos se erizaron cuando leyó que necesitaba abrir a Michael con la daga hecha por ella y sacarle el corazón, no entendía cómo es que podía mantenerse con vida si no tendría corazón pero era dejarlo así o regresarlo y es obvio que Caroline prefería la última opción. Dejando atrás los precedimientos ahora había otro problemas ¿cómo conseguiría todo eso si no podía salir? O tal vez sí... De inmediato se levantó y fue hacia la salida, agarró una capa que es de Dante y se la puso encima para cubrirse lo más que podía el frío, al abrir la puerta se quedó asombrada por el paisaje, todos los árboles están llenos de nieve, todo era tan blanco y tan lindo que le dieron ganas de plasmarlo en un dibujo, pero no era momento de pensar en eso, tendría más tiempo, salió de la casa, sus pies se hundían en cada paso que daba, se sentía bien y apesar de que el viento era demasiado frío no le molestaba. Como no sabía a dónde dirigirse solo siguió caminando, podría ser que en cualquier momento encontrará algo más que nieve y árboles. Estaba tan entretenida admirando todo con detalle que no se había dado cuenta de que alguien ya le estaba prestando atención a cada movimiento que hacía.

         Sacó las manos de la capa para tocar las hojas junto con la nieve, aquella sensación le parecía increíble, pues nunca había visto la nieve que fuera hecha por el clima y no por ella, tantos recuerdos podía ver en un solo copo. Se agachó para formar una bola, el sentir la nieve entre sus dedos le traía a la mente la guerra que habían tenido, ojalá pudiera volverlo hacer.

          Caroline era conciente que algún día tenía que hablar sobre todo lo que recordaba, no le era fácil hablar y cuándo lo hizo no le creyeron, ella no se explicó bien y ellos no se tomaron el tiempo para ponerle toda su atención, así como no le era fácil hablar de ello tampoco le era fácil convivir con todos y recordar las cosas pasadas, moría por hablarle sobre las cosas que había pasado y que se dieran de algunas cosas pero no era posible, simplemente no podía, dejó caer la bola de nieve al culparse por todo, así era y es, sabía lo que había hecho y las consecuencias de ello pero vamos... nadie es perfecto...

          El sonido de algunos pasos sobre la nieve la pusieron alerta, miró a su alrededor buscando respuesta a lo que habia escuchado pero no había nadie, bueno, ella no vio a nadie... Siguió con su recorrido hasta que se topó con flores azules y otras de rosa pálido, recortó unas cuantas; las suficientes como para poder crear una corona con ellas. Siguió con su camino una vez terminado de haberlas cortado, buscaba un árbol en el cual poder subir y mantenerse cómoda, lo encontró pero subió con desconfianza hasta una rama lo suficientemente gruesa como para evitar que se rompiera, ya tenía suficientes caídas de árboles como para sumar más. Comenzó entrelazando los tallos asegurándose de que ninguna flor se pudiera safar de ahí, cuando finalmente la terminó la colocó en su cabeza y abrió el guardapelo, no era igual, pero se sentía bien poder hacer algo que le gustaba y que le trajera aún más recuerdos.

         Las ramas se movieron como si alguien más le hiciera compañía, y era así, pero por más que Caroline lo intentaba, no lograba darse cuenta de quién era, miró hacia arriba esperando ver a alguien pero las ramas volvieron a agitarse, pequeñas basuritas cayeron en sus ojos y para librarse de ellas los tallo, parpadeó varias veces y cuando pudo ver con claridad lo primero que vio fue el rostro de una chica que no logro identificar, ni verla bien. Ante la sorpresa Caroline ahogo un grito y se hizo hacia atrás, la rama se le acabó y cayó, algunas ramas la golpearon, la corona dejó su cabeza, y esperando el impacto cerró los ojos.

El bosque lll •Sacrificio•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora