Capítulo 9 -•- Estoy loco

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        —Michael está en una pequeña casa, la he creado para llevarlo ahí y no es visible ante otros ojos que no quiero que lo vean, y tengo las  cosas que te hacían falta.

         —Muchas gracias, me parece bien.

         —¿Lo harás tú? —preguntó preocupada.

         —No hay de otra, no confío en llevarlo en alguna otra parte, no es seguro y no pondré más en riesgo —Dante se acercó de nuevo a ellas, al fin y al cabo ya estaba al tanto de ello.

         —¿Siguiente paso del plan? —preguntó al estar frente a ellas.

         —¿Ya lo sabe? —preguntó Hanna casi gritando.

         —Tenía que decirle, se dio cuenta de algo y lo necesitaba... No es como que quiera tener a un vampiro rubio loco por mí en todo momento cerca.

         —¿Loco por ti? Pfff... ¿Pero quién te crees tú eh? —elevó una ceja, Caroline lo miró.

         —Tú princesa —sonrió al contestar con orgullo.

         «Siempre serás mi princesa»

         —Pues serás la princesa más fea que conozco —agarró una bebida de alguien que las repartía y tomó un sorbo.

         —¿Me has dicho fea? ¿Acaso no te has visto en un espejo? Ah, espera... No puedes —Dante casi escupe la bebida por su comentario.

         —¡Te recuerdo que tú tampoco! —Hanna rió.

        Ivan se acercó a ellos.

        —Su alteza, debo admitir que está hermosa —hizo una reverencia hacia Caroline— pero ahora me robó a ésta hermosa pelirroja que siempre será más hermosa que todas, sin ofender, claro —Caroline asintió ocultando su emoción.

         Ambos se alejaron dejando al rubio y a la peliazul juntos. Caroline los miró a lo lejos, los dos sonreían, Hanna se veía más feliz que de costumbre y ni hablar de Ivan. Una duda la invadió ¿Por qué el amor tiene que doler tanto? Por más que busco... no encontró respuesta... como era costumbre.

          Dante la miró de reojo tan sumida en sus pensamientos, dudó en hablar pero finalmente dijo:

          —A veces... —Se ganó la atención de Caroline, quien le miró atenta— creo que nos ocultas más cosas que solo lo de Michael, es como si tuvieras un montón de cosas que decir pero nunca las hablas, de ser así ¿Por qué no? ¿Qué te impide hacerlo? —Evitó la mirada al sentirse descubierta ante él.

          «El miedo» temía por todo, después de haber hecho todo mal temía volver a cometer el más mínimo error.

          —Estás loco... Solo estoy evitando no meterme en problemas como lo prometí, a veces uno se cansa de tantas cosas así... Solo es: precaución. —Dante no le terminaba de creer pero no volvió a preguntar.

         —Como quieras... Si te hago sonreír... ¿Bailas conmigo? —Ambos mentirían si dijeran que no querían bailar con el otro.

         —¿Me estás cortejando, Dante? —levantó las cejas.

         —Yo no lo hago, el principe de la mañana sí lo hacía... —Abrió la boca para hablar pero Dante no quería tomar ese tema, quería bailar con ella— ¿Aceptas o no?

         —Acepto, buena suerte con eso.

         —¿Qué le dijo un cerdo a otro cerdo?

El bosque lll •Sacrificio•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora