El bosque lll •Sacrificio•

Capítulo 21 -•- Hijo ayúdame

         —Trata de no separarte demasiado si te llego a soltar ¿Entendido? —Asentí— Y habló en serio, —advirtio— puede que vengan por ti.

         —Está bien.

         Me dio un corto beso en los labios y entrelazo mis dedos con los suyos, no quiero que me suelte...

          Entre más nos acercamos los gritos se hacen más altos, los destellos resaltan por todos los lugares, cosas vuelan por todos lados... Que equivocado estaba Dante, no venían por mí... vienen por todos.

         Hay un portal demasiado grande invadiendo las calles, inclusive a destruido casas para ser creado, normalmente no destrozaría nada, pero está hecho para que no se cierre y más armados salgan de ahí, disparan a todos sin excepción, algunas armas tienen redes, otras más te incrustan pequeños ganchos en la piel y con ello te arrastran hacia el portal... Por otro lado, otros con un simple disparo te asesinan ¿Cómo han podido crear eso? ¿Quién sería capaz de traicionarnos siendo de nosotros?

         Bianca.

         Hacen traspasar a los seres el portal y no lo dejan descuidado. Dante me jala esquivando a los demás, evadimos golpes e incluso hago que suelten las armas con ayuda de magia. A lo lejos alguien llamó mi atención... la pelirroja está en peligro, sus alas están rotas y su cuerpo está lleno de heridas, la jalan con uno de esos ganchos que se incrustan en la piel y tratan de que no se escape. Preste más atención a todo... ni siquiera los hombres lobo convertidos pueden con ellos, o la fuerza y velocidad de los vampiros, las hadas están siendo despojadas de sus alas, y aquí llegan las sisas, siendo las mejores en las peleas pero esta vez no ¿Qué está pasando? ¿Qué se los impide? Debe de haber algo más que esto, los ent clavan sus ramas en ellos, y ellos sacan pequeñas bombas que convierten el ent en cenizas. Los duendes salen de sus escondites, como las sirenas salen de el agua. ¿Cómo es posible que puedan contra todos nosotros? Solté a Dante.

        —Te dije que... —mire sobre mi hombro cuando sus palabras se quedaron a medias— ¡Abajo! —Me envolvió entre sus brazos y caímos justo a tiempo para impedir que dardos se nos clavaran en la piel.

          Nos levantamos.

          —No puedo dejarlos así y menos a Hanna... —Me metí entre todos tratando de esquivar algunos y atacando a otros más.

         —¡CAROLINE REGRESA! —A veces es necesario hacer ciertas cosas para hacer el bien.

           Hadas que vuelan sobre nuestras cabezas caen bruscamente al piso escupiendo sangre, ni siquiera las sisas pueden con ellos, están débiles y todos se van contagiando. Me agarran por el cuello estampando mi espalda contra el piso, fue suficiente con tocarlo para derretir su ropa y su piel logrando que se quite de encima.

          Pero ya vienen más contra mí... Sin importarme esta vez que alguien me viera o las consecuencias, me deje ir contra ellos clavando mis colmillos en su cuello y desgarrando su cuello dejándolos tirados en el piso sin una gota de sangre, me dirigí hacia otros, los cuales dispararon y retrocedieron, moví los dedos y las armas explotaron y en menos de un minutos acabe con sus vidas. El grito de Hanna me hizo buscarla con la mirada, casi la han hecho entrar al portal, sus alas dejan rastro de sangre por toda la nieve.

         —¡CAROLINE! —gritó Dante, viene hacia mí apartando va todos de su camino.

          Ahora tengo que elegir, volver con Dante y escapar a esconderme, que es los más lógico que pueda pasar en cuanto su piel toque la mía o ir por Hanna y ayudar a algunos más.

           Lo siento Dante pero tengo que ayudar. Ya no quiero huir más.

          Volví la mirada hacia Hanna y avance hacia ella. Creé bolas de fuego para ir apartando a los que se interponen y golpeé a otros más para abrir paso, las balas de un oficial se acabaron y con la culata dé la pistola quiso darme en la cara, lo detuve con una mano, se la arrebate para darle un golpe con ella y dejándolo inconciente, me agache ante más disparos para dejar pasar algunos y detener otros más, con una rafaga de viento me deshice de ellos. Me resbale sobre la nieve para llegar hasta Hanna.