CAP. 8

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FIN DE MI DÍA 1 EN EL INFIERNO

Ahora mismo me encuentro en clase de inglés. Después de la charla entre Will y yo, me iba a ir a mi clase de Gimnasia. Claro que no había pensado en ninguna escusa para decirle al profesor. Pienso que no creerá que hemos estado una hora y media dándole la vuelta al instituto.

Menos mal que Will me recordó ese pequeño detalle antes de poder adentrarme en el gimnasio. No quiero ni pensar en la vergüenza que habría sentido de haberlo hecho.

Asique durante media hora, Will y yo hemos dado una vuelta por todo el instituto. Sí, aquel tour que me tendría que haber dado al principio de la clase.

Lo malo de ahora es que Will no se ha despegado ni un solo momento de mi lado. ¡Hasta se ha sentado al lado mio en clase! Se está obsesionado conmigo... No lo culpo. No, vale. Lo siento, tenía que decirlo...

No puedo ignorar las miradas de los demás compañeros al vernos sentados juntos. Sus miradas van de él a mí, y viceversa. También me he podido fijar en la admiración de las chicas hacia Will. Si yo tuviera un club de fans tan entusiasmado, sería el doble de egocéntrica que él. Ahora lo empiezo a entender mucho mejor.

Que pena que su cara de dios griego no pueda conmigo. Bueno... a decir verdad, si puede conmigo, pero él no tiene por qué saberlo.

—Son patéticas —Dice Will mirando a dos pelirrojas que tienen las faldas como si fueran cinturones. Penoso...

—Y tanto... Dime Will ¿Cómo se siente ser un mojabragas? —Digo y él sonríe. Yo por mi parte no puedo hacer nada más que apreciar su preciosa sonrisa.

—Yo no me consideraría un mojabragas... ¿Acaso te lo parezco? No te culpo pero no te obsesiones, tengo demasiadas fans. —Se alisa la camiseta con socarronería y no puedo evitar soltar una risotada.

—No te ilusiones, lo digo por toda la demás población femenina. Ya te gustaría a ti que pensara algo así de ti. Siento herir tu ego, pero no es así.

—Eso lo dices por que no soy alcanzable para ti. La diferencia de niveles es demasiado obvia...-Abro la boca con incredulidad y no puedo evitar sentirme ofendida.

—Puedo conseguir el chico que quiero. Claro que eso nunca te incluiría ya que no suelo relacionarme con retrasados mojabragas. —Ni siquiera intento ocultar mi tono de enfado.

Justo cuando Will se disponía a contestar, entra un hombre de mediana edad a la clase. Me mira, mira su cuaderno y dice:

—Hi Miranda. My name is Stefen Xabijoko and I am going to be your teacher of this year. I hope you have an amazing school year and that you're ready to work really hard. (Hola Miranda. Mi nombre es Stefen Xabijoko y voy a ser tu profesor de inglés este año. Espero que todos tengáis un año increíble escolar y que estés preparada para trabajar al máximo)

Yo le sonrío, él no pierde más tiempo y empieza con su clase del día.

La clase sigue y si os soy sincera, no me he podido concentrar en nada de lo que el profesor ha estado diciendo. Teniendo en cuenta que este no es el primer dia de clase, tendría que estar prestando muchísima atención. Pero no puedo. Creo que las palabras de Will me han afectado más de lo que me gustaría admitir.

No soy de lo más segura pero tampoco suelo prestar tanta atención a lo que los demás opinen de mi. Pero no sé por qué, cada vez que Will dice algo hiriente hacia mi persona, siento una punzada en el pecho y mi estado de ánimo oscurece.

Comienzo a sentirme mal y decido irme a casa al terminar esta clase. Por cierto, no me parece normal que cada clase tarde dos horas en este instituto. Eso es lo único que no me gusta de este sistema escolar.

Cuando me estoy dirigiendo a la salida del instituto, las campanas suenan y todos los alumnos comienzan a irse a sus clases. Cuando ya no hay ningún alumno más en el pasillo, empiezo a escuchar una pisotadas familiares que se me acercan.

En el momento en el que paso por las puertas de la salída, el dueño de las pisotadas habla:

—¿A donde vas sin mí?- dice y no puedo evitar sonreír aunque él no me vea.

—Dejame Will, me encuentro mal y me quiero ir a casa. —Me doy la vuelta para encararlo y me quedo descolocada cuando noto que se está aguantando la risa— ¿No te has reído lo suficiente de mí? -El se acerca peligrosamente a mí su expresión no cambia.

—Es que me parece curioso que quieras hacer deporte ahora mismo... ¿Sabes cuantos kilometros hay desde aquí hasta tu casa? —No he pensado que Marco es el ñunico que me ha traído y por lo tanto, el que me tendría que recoger. ¡Mierda, aun no me han devuelto mi coche!

—Joder... No lo había pensado. No me han devuelto el coche aun. —el se queda pensativo y tras pocos segundos de lo que parece ser un duelo interno, dice:

—No tengo ningún problema en llevarte. Yo me iba a pirar antes de que me llamasen para conocerte en el despacho de mi padre. Esta será mi forma de... de... pedirte...

—¿Perdón por tratarme como si fuera una mierda? —lo interrumpo al ver lo difícil que le parecía decirlo.

—Sí...lo que sea. —No puedo evitar soltar una risotada y nos disponemos a salir de este desastroso instituto.

Mañana será un nuevo día y como no tengo clase, será fantástico. Espero que a nadie se le ocurra arruinarmelo. 

DESPREVENIDA *COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora