Llego a la casa donde se celebra la fiesta y lo primero que oigo es la música hip hop que están poniendo. Ni siquiera apago el motor al llegar, lo único que hago es salir disparado del coche para encontrar a Miranda lo antes posible.
— ¡Hey tio! —Me saluda Aron cuando me ve entrar en el establecimiento.—¡Has venido! Un poco tarde... pero has venido.
— Si... lo siento, no había podido venir antes... —Digo y intento seguir mi recorrido pero él me lo impide.
— Tomemos algún chupi juntos. Para celebrar tu vuelta al equipo.
— No... ya he bebido bastante, y tengo que conducir...
— Joder macho, eres un puto aguafiestas. ¡Quédate a dormir aquí! Mis padres no llegan hasta dentro de una semana.
— No tío, paso. Si me disculpas. —Entonces, se me ocurre preguntarle algo.— Oye... ¿No habrás visto a... Mitzi?
— Joder... ¿sigues follandote a esa? Ya está pasada de moda ¿No crees?
— Si... lo sé. Por eso quiero encontrarla... ya sabes, para "dejarlo" . —Hago una comillas con los dedos para darle énfasis a la palabra.
— ¡Hay te veo hermano! —Parece que ha bebido más de la cuenta.
— Así que dime ¿donde está? —Vuelvo a preguntar con la esperanza de que esta vez me responda.
— No lo sé... seguramente viendo el estriptis. Joder... que locura.
— ¿Que estriptis?
— El de... ¿Cómo se llama? Marthia... no, era algo con M. No lo recuerdo pero está buena que te cagas. ¡Joder, me la follaba ahora mismo! —Como sea quién creo que es... creo que lo voy a reventar.
— ¿Miranda? — Pregunto con los huevos en la garganta.
— ¡Sí, esa! La nueva que está todo perr...
No puede terminar de hablar porque me avalancho sobre él y le meto un puño. Ni siquiera me da tiempo a reaccionar hasta que unos jugadores del equipo nos separan. Parece que en vez de un puño, han sido varios. Pero se lo merece por hijo de puta. Nadie le habla así a Miranda, y menos si estoy yo presente.
— ¡¿Que coño te pasa tío?! —Me vuelvo ha acercar a él y me agarro de la camiseta de mierda que tiene. Unos compañeros se acercan pero no intervienen porque les digo que no le haré nada.
— Mira... sé que estás bebido pero nunca, jamás, quiero volverte a oír hablar sobre Miranda Monteblanco. ¿Entiendes? Si te vuelvo a oír hablar sobre ella, esta paliza comparada con la que te daré, habrá sido un puto regalo.
— Tranquilo tío, no pensaba que tuvieseis algo...
Me voy dejándolo anonadado y empiezo a buscar a Miranda. Así que Mitzi y sus secuaces la han emborrachado para que haga un estriptis... putas zorras. Le tienen tanta envidia que harían cualquier cosa con tal de dejarla mal, sin saber que con lo que está haciendo ahora mismo, solo hará que más chicos la deseen.
Entro en el salón, y la veo. Allí está. Encima de la mesa quitándoselo todo. Está en ropa interior y se está intentando quitar los tacones. Está tan borracha que no puede y se tambalea.
Antes de darme cuenta, ya la estoy cargando sobre mi hombro y llevándomela de allí. Oigo cómo la gente empieza a susurrar cosas. Son tan cobardes que ninguno me puede decir algo en alto. Todos los chicos me miran como si les estuviera robando, pero están en silencio, como siempre.
— ¿Qué coño haces? Estaba haciendo la actuación de mi vida. Después de esto, podré ser una Kardashian... —Empieza a decir y siento como una manos me estrujan el culo.— Tienes un culazo...
— Creo que tienes que dormir un poco. —Comento saliendo por fin del establecimiento.
— ¿Por qué siempre tenemos que acabar juntos si estamos destinados al fracaso? —Pregunta.
— Porque me importas. Y punto. No hables más.
— Yo no te importo... Si no fuera así, no me habrías dejado irme de tu lado.
Me repito que está borracha y que no tengo que hacerla caso pero me cuesta no sentir una punzada de dolor en el estómago al oírla decir eso. La bajo de mi hombro y la meto en el coche. Tras varias quejas y distintos gruñidos, logro coger las llaves y encerrarla dentro.
Me dirijo otra vez hacia el establecimiento a buscar a Mitzi. Necesito que oiga unas cuantas verdades antes de irme. La visualizo en una esquina de la mansión en la que la fiesta se celebra y me acerco a ella a paso acerlerado.
— Mitzi... cariño. —Le acaricio el pómulo y tras extrañarse un poco, me sonríe.— Te he echado de menos... vámonos a un lugar más privado.
— Will... yo también te he echado de menos. —Me responde y me lleva a una habitación vacía. Intenta besarme pero le hago la cobra.
— ¿Cómo te has atrevido a hacerle eso a Miranda? ¿Acaso no te dejé claro que si volvias a acercarte a ella tendrías problemas? —Le empiezo a decir y su expresión cambia de inmediato. De una sonrisa traviesa a estar seria como nunca antes la había visto.
— ¿Por eso me has traído aquí? ¿Para hablar sobre ella?
— ¿Por qué querría juntarme con una arpía si no? —Entonces, una sonrisa que me descoloca se instala en su cara.
— Por mí perfecto. De ella quería hablarte...
— ¿Qué quieres decir?
— Quiero decir que si no haces lo que te voy a decir que hagas, su pobre videíto estará por todos lado.
— ¿Qué coño estás diciendo? ¿Que video?
— El de ella haciendo un estriptis a un chico. ¿Te creías que esa mierda que estaba haciendo en el salón era el acto principal? —Se carcajea.— No, querido. Antes de que nadie viniese, la trajimos un poco... piripí. Y pues... la retamos a bailarle a Daniel. Y lo hizo... y muy bien, además.
— ¿Daniel? ¿El pijito nadador ese? ¡Por dios! ¿Te crees que su padre no te hará nada? —Pregunto incrédulo, si Jackson se entera de esto estará acabada.
— ¿Sabes por qué hemos elegido a Daniel? ¡Por que con la luz adecuada, alguien podría confundirlo contigo... ¡Mira por donde! ¿Y a quién crees que creerá Jackson? ¿A la amiga de su hija o al ex que sale en el vídeo? —No me lo puedo creer... esto va más allá de que hiciera el ridículo, también se quieren vengar de mí.
— Esta bien... ¿Que coño quieres?
— Quiero que finjas ser mi novio. Me da igual si te acuestas con otras, quiero el título de ser tu novia. —Me mira.— Y que nadie se entere, obviamente.
— Hecho. —Prefiero eso a que Miranda tenga que pasar por todo lo que le tienen preparado estas arpías maliciosas.
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DESPREVENIDA *COMPLETA*
RomanceLa vida de Miranda da un giro de 180ºC. De tener que decidir entre su educación o trabajar para conseguir comida, a tener de todo y vivir en el barrio más pijo de Nueva York, hay una gran diferencia. Por ello, necesita adaptarse y para hacer eso, l...