CAP. 37

47 5 0
                                    

TALÍA

Ya estoy en la última clase del día. Se me ha pasado bastante rápido considerando que he estado súper concentrada en los estudios. Antes era así todo el rato pero al mudarme perdí un poco la noción... Puede que sea porque ya no tenga una beca que mantener pero aún así, quiero dar lo mejor de mí. Quiero seguir siendo la mejor en todo lo que me sea posible.

— Vale chicos, ya es la hora. Mañana seguiremos con el tema. —Dice la profesora y empiezo a recogerlo todo para dirigirme a la biblioteca. Efectivamente, he caído en la curiosidad. Quiero saber lo que me tiene que decir Talía.

En menos de cinco minutos ya estoy en el pasillo tres. Empiezo a mirar algunos libros para entretenerme. No pasan ni dos minutos cuando empiezo a oír como alguien se está acercando a mí. Miro a la dirección de donde proviene el ruido y una Talía sonriente me saluda.

— Así que te ha podido la curiosidad... —Comenta con una sonrisa maligna en los labios.

— No tengo todo el tiempo del mundo, dime lo que me tengas que decir ya o vete a la mierda.

— Uf... no pensé que tendrías carácter teniendo en cuenta que has caído en las garras de Will...

Cuando voy a contestar me pone un dedo en los labios y me hace entender que tengo que prestar atención. Empieza a caminar hacia un rincón apartado hasta llegar a una esquina en la que unos libros se amontonan sin sentido.

— Este es el único rincón en el que podemos hablar sin ser escuchadas ni grabadas. Esta escuela está equipada de cámaras y micrófonos pero justo aquí, no nos capta nadie.

— Vale... ¿Y por qué no me has citado en otro lado?

— Porque mi padre me tiene vigilada de arriba abajo, no quiere que me pase nada. Y sabe que aquí no me pueden hacer nada porque todo los delataría.

— Es muy listo... —Yo no habría sido capaz de llegar a ese punto. Bien jugado por su parte.

— Lo sé... Ahora sí, a lo que venía. —Noto que se empieza a poner nerviosa.— Ya sabes lo que me han hecho. Y quién lo ha hecho... Y por eso, necesito que me digas por qué lo han hecho...

— Espera... Se suponía que tenías que contarme algo que me interesaba, no que necesitas mi ayuda.

— Lo sé, pero sé que si no, no habrías venido. Todos miran por su bien.

— Mira, Talía. Yo quiero estar fuera de todas estas movidas, y por ello he cortado con Will...

— Lo sé, por eso sé que eres buena... y solo quiero saber por qué. Mi padre dice que querían dinero pero no me lo creo ¡Tienen mucho más dinero que nosotros! —Ya no parece tan segura de sí misma. Ahora parece una chica asustada que lo único que quiere son respuestas.

— Está bien... Pero no puedes contárselo a nadie... —Ahora parece mucho más atemorizada que antes, parece que no quiere saberlo.— Es por drogas... tu padre quiere meterse en el negocio y ellos no lo dejan. Lo de secuestrar era una advertencia.

Está perpleja, parece que no se esperaba lo de su padre. Por un momento, dudo en sus intenciones pero entonces, coge la mochila y saca una grabadora de ahí. Pulsa el botón de parar de grabar y me mira de nuevo. ¡Me ha grabado!

— ¡¿Me has grabado?! —Pregunto indignada. Parecía buena y por querer ayudarla, me he metido en un buen lío.

— ¿Mi padre también está en esto? —Pregunta ignorando mi indignación.

— Sí, así que ya no puedes ir a denunciarlos porque tu padre también caería.

— Mi padre no haría eso... él... él...

— Si. ¡Tachan! La zorra tuvo su merecido. Sabes qué, te diría que me das pena pero teniendo en cuenta que querías arruinarme metiéndome en algo que estaba evitando, lo único que te voy a decir es que lo disfrutes.

Empiezo a caminar repitiendo una y otra vez que no mire atrás. Pero fallo y lo hago. La miro y al ver que sigue en estado shock me vuelvo a acercar a ella. No podría dormir esta noche sabiendo que la he dejado así.

— Oye... —Le empiezo a decir.— ¿Quieres que te acompañe a casa o algo?

Le agarro del brazo y noto que está temblando. De un momento a otro, cae al suelo. ¡Mierda, se ha desmayado! Agarro mi móvil rápidamente y empiezo a llamar a una ambulancia.

La ambulancia no tarda en llegar y al estar tan preocupada por ella, me subo yo también. Esta chica solo ha intentado vengarse de la gente que la a hecho sufrir. Supongo que al fin y al cabo, no somos tan distintas como aparentamos.

Llegamos al hospital y me quedo en la sala de espera. Llamo a mi padre y a Toni para decirles que estoy bien y que me encuentro estudiando con una nueva amiga. Sé que no es lo mejor mentir pero se preocuparían demasiado si se enteran de que estoy en el hospital de nuevo, aunque esta vez esté bien.

Me quedo en la sala de espera hasta que viene una enfermera. Me dice que Talía se encuentra estable y que sólo necesita un poco de reposo. Poco después, unos hombre trajeados entran preguntando por ella y antes de que se lo pregunten a la enfermera, me escabullo a ver cómo está.

— Toc, toc... — Digo entrando por la puerta. Ella me regala una sonrisa y entonces me empiezo a acercar.

— Me sentía mal ¿sabes?. Parecías muy buena persona pero tenía que hacerlo. Necesitaba vengarme de ellos... Me han hecho mucho daño. —Unas lágrimas empiezan a caer por su rostro y me apresuro a abrazarla. Se siente muy cálida.

— No pasa nada... Yo también he pasado por eso.

— Gracias, enserio. Pensé que nadie vendría, excepto mis guardaespaldas...

En ese instante, los hombres trajeados entran por la puerta y la empiezan a examinar. Uno de ellos se acerca a mí pero antes de que me eche, Talía le dice que soy una amiga.

Después de preguntarle qué ha pasado y de hablar por teléfono con su padre, todos salen de la puerta y se quedan ahí, vigilando la entrada de la habitación como si alguien pudiese venir y secuestrarla de nuevo.

— Los siento... Desde el secuestro han estado conmigo. No me dejan ni respirar sin que ellos examinen el aire antes. — Una risotada escapa de mis labios y ella me sonríe.

Empezamos a hablar y a conocernos un poco más. Me doy cuenta de que no es una mala persona ni de lejos. Le gusta leer y ama ver películas. Hasta me ha dicho que esa fiesta era a la primera a la que iba. No puedo evitar preguntarme cómo se escapó así que decido preguntárselo.

— Oye... sé que es un poco delicado pero... ¿Cómo te escapaste?

— No lo habría conseguido sin él. —Una sonrisa apagada se dibuja en su cara.— Él me ayudó.

— ¿Derek? — Un escalofrío la recorre al escuchar su nombre.

— Sí... 

DESPREVENIDA *COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora