CAP. 41

57 5 0
                                    

VUELTA A LA RUTINA

Pov Will:

Tenía que hacerlo. Tenía que decirle que no siento nada por ella, pero no lo hice. Cuando se trata de ella, mis primeros instintos me piden que la cuide y que la proteja de todo aquello que pueda dañarla. No pude decirle que no podíamos ser amigos por que me moría cada vez que la veía reír con alguien que no fuera yo. No podía decirle que su padre también es un narco y que aún sin estar conmigo que ya está metida en este mundo. No lo podía hacer porque eso le haría daño...

— ¡Will! —Grita en entrenador al notarme distraído.— Ya puedes ir aterrizando porque como no ganemos este partido, nos iremos a la puta mierda.

Estamos en los vestidores preparándonos para el partido. Últimamente he dejado de lado en Rugby pero creo que ya es hora de culplir con mi deber de capitán. Además, no podía seguir con las excusas de que cada entrenamiento tenía una nueva enfermedad, me estaba calando.

— Chicos — Empiezo a decir levantándome de mi asiento y captando la atención de todos. — ¡Sabemos que somos fuertes y que podemos con esto y mucho más! ¿O no?

— ¡Sí! — Empiezan a decir animadamente.

— ¡Los vamos a machacar! —Grita Aron desde atrás.— ¡Recordarán este día como el día en el que O'connell High School los folló!

Todos comienzan a reír y a gritar mientras nos dirigimos hacia el campo. Todos están muy animados, ese es el efecto que tiene Aron en la gente. Él es el tipo alegre que mete la pata en todo. No tiene nada que ver con el narcotráfico y es de los pocos que son genuinamente majos. Todos sabemos que cuando nos sonríe o nos hace reír no tiene ninguna otra intención oculta. Nos conocemos desde pequeños aunque nunca hemos sido muy amigos. Sus padres son propietarios de un banco no muy conocido pero no por eso no tiene dinero. Es normalito, no es pobre pero tampoco se puede permitir comprar un coche lujoso cada mes. Ahora mismo me gustaría tener un amigo como él, alguien que te haga olvidar las penas.

Empezamos a jugar y al principio, vamos perdiendo por dos puntos. Pero en el segundo periodo, después del descanso, con trabajo en equipo y mucho pero que mucho esfuerzo, acabamos ganandoles por cuatro puntos. No somos malos pero tampoco somos conocidos por el Rugby. A decir verdad, no habría sido posible ganar si no estaría yo aquí. En todo equipo se necesita un capitán y desde ahora, me lo tomaré muy en serio. Seguro que será bueno para mí. Es más, me hará olvidarme un poco de Miranda.

— Muy bien, campeones. —Empieza a felicitarnos nuestro entrenador. Hacía tiempo que no le veía sonreír tanto en un partido.—Después de ver cómo habéis jugado hoy, he llegado a la conclusión de que necesitáis más entrenamientos. Quiero ganar este campeonato así que he pensado que en vez de ser tres entrenamientos de una hora y media, que sean cinco entrenamientos por semana y que duren dos horas y media.

— Joder... —Empiezan a quejarse algunos alumnos.

— No os quejéis porque si no fueseis unos paquetes, no tendríais por qué entrenar más.

Nos empezamos a preparar para las duchas y veo como Aron comienza a hacercarse a mí.

— Joder loco... Muchas gracias por ayudarnos, sin ti no somos nada, hermano. —Empieza a decir y me abraza con entusiasmo.

— No es nada. No tienes por qué darme las gracias. Lo que tengo que hacer es pediros perdón a todos por abandonaros durante este tiempecito. —Digo restandole importancia a lo que acaba de decir.

Nos duchamos y cuando nos empezamos a vestir, comienzan a hablar sobre una fiesta que han organizado por la victoria de hoy.

— ¡Will! —Me grita Aron desde la otra punta del vestuario.— Tienes que venir, eres nuestro capitán.

— No... Yo... —Comienzo a decir.

— No queremos oir un no por respuesta. Será una celebración en equipo, así nos pondremos al día y empezaremos esta nueva temporada con nuestro capitán. No puedes abandonarnos otra vez.

Empiezo a oír a la gente gritan mi nombre y acabo cediendo solamente porque quiero que paren de hacerlo. Me visto y salgo de allí. Cuando salgo, muchos alumnos que creo haber visto alguna vez me empiezan a saludar y ha felicitar. Yo, por mi parte, decido ser amable y les respondo con educación. Algo que el Will de antes no haría ni en mil años.

Entonces, alguien me agarra del brazo y se pega a mí. Cómo no, es Mitzi. Esta chica nunca se cansa de ser rechazada. Creo que no entiende eso del orgullo.

— Felicidades Will... —Dice restregando sus tetas en mi pecho.

— Gracias, Mitzi. —La respondo cortante pero educado.

— ¿Irás a la fiesta verdad? Yo estaré allí y podemos hacer algo después... —Me mira con su mirada seductiva de siempre. Llega a pasar esto dos meses atrás y me la follaba aquí mismo, en el aparcamiento. Pero como no es el caso, no lo haré. No porqué tenga algún código chungo de esos si no por qué no me nace, no tengo ganas de ello.

— Aún no sé si iré... Y si voy, no será para hacer nada contigo. —Parece dolida pero sé que tengo que dejarle las cosas claras, de no ser así, acabaré lastimandola más.— Mitzi, tienes que saber que no quiero nada contigo.

— ¡¿Enserio me vas a dejar a mí por esa mojigata de brooklyn?! —Ahora mismo se está poniendo histérica y está acaparando algunas miradas de curiosos.

— Mitzi... no voy a dejar nada contigo porque nunca hubo nada. Era sexo y ya está. —Digo y me marcho de allí.

Sigo andando dirigiéndome hacia los aparcamientos y de repente me paro en seco. Veo cómo dos individuos comparten saliva descaradamente. Son Miranda y Toni. Empiezo a sentir como mi sangre empieza a hervir y antes de siquiera pensarlo, ya estoy detrás de ella.

— ¿Miranda? — Digo incrédulo. 

DESPREVENIDA *COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora