CAP. 13

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SENTIMIENTOS ENCONTRADOS

POV. WILL:

Tras ver como Miranda y Hasun se contaban de todo, nos sentamos para desayunar.

—Wow... eso ha sido intenso... —La miro y me doy cuenta de que tiene la mirada perdida. Le rozo la mano y hasta me planteo en cogersela. Ella, al sentir el roze, me mira.

—¿Estas bien? —baja la mirada y justo en ese instante, la camarera decide aparecer. Yo, por mi parte, me dedico a fulminarla con la mirada. Siempre hay alguien que tiene que estropear el momento.

—Elijo yo, confía en mí. He estado aquí más de lo que te imaginas. —Me sonríe pero a su sonrisa le falta ese matiz tan distintivo que normalmente posee. Claro que sé por qué lo hace... No quiere que su excompañera sepa cómo se siente. Me he fijado en que hace eso con todos. Lo que no sabe es que de lo poco que la conozco, puedo distinguir cuando finge algo y cuando no.

La camarera habla por un rato con ella y luego se vá a preparar el pedido.

—Miranda, no tienes que aparentar estar bien. —Me mira y logro ver terror en sus ojos. Le dá miedo que la gente sepa de sus sentimientos. Y yo que creía que era el menos sincero...

—Estoy bien —la corto al instante.

—No tienes porqué estar bien, Miranda. Todos tenemos bajones. Hasta yo... a veces. Y está bien. Es natural. No lo niegues. —Me mira y veo como su muros poco a poco se empiezan a desmoronar. Solo un poco.

—Nunca me habría creído que estaría tan cómoda con alguien que ayer mismo me insultó y me hizo llorar —Toma un suspiro y yo siento una punzada de dolor al saber que lloró por mí— No logro hacerme a la idea de lo que soy... Ya no sé en quién confiar, ni con quién puedo realmente hablar... Es tan raro...

—Tranquila. Creeme, si yo estuviese en tu lugar, me habría vuelto loco. Literalmente. Poco a poco te irás haciendo a la idea de que tendrás que tomar las riendas de los negocios de tu padre biológico y tendrás que hacer cosas que antes ni siquiera te imaginabas... Pero lo lograrás. —Tomo un respiro y prosigo— Madre mía... Parezco un entrenador de algún equipo de pacotilla... —Ella se ríe, genuinamente y al ver eso, yo también.

—En serio, cada vez me sorprendes más. Ya casi te considero como un amigo.

—Bueno... necesito alguna recompensa ¿No crees? Estoy siendo un buen chico, solo por ti— Pongo la mano encima de mi pecho, me inclino a la mesa y le guiño el ojo con socarronería. Ella me da una pequeña bofetada que ni siquiera siento y se empieza a carcajear.

—No se si te has dado cuenta pero te he friendzoneado. Eso nunca pasará entre nosotros— Me mira y puedo ver que sus ojos me expresan justo lo contrario.

—Todo es posible... No sabemos lo que el futuro nos tiene deparado— Me voy inclinando sobre la mesa y acercándome a su cara. Cuando estoy a tres milímetros de su boca digo:

—Te encantaría que te besara ahora mismo...

Se oye como alguien se aclara la garganta al lado nuestro y decido volver a mi sitio. Miro el lugar del proviene el sonido y veo a la camarera con nuestra comida. Nos la deja encima de la mesa y se vá. Entonces decido seguir con mi juego.

—¿Por dónde íbamos? —Digo y ella pone los ojos en blanco.

—¿Que se puede hacer un sabado a la noche por aquí?- Dice y me decepciono al darme cuenta de que pasa de seguir con lo que estábamos haciendo. Decido intentarlo una vez más.

—¿Me estás invitando a una cita acaso? Siento decepcionarte, no soy ese tipo de chico... —Ella me mira reprimiendo una sonrisa.

—Veo que no entiendes lo que es la friendzone. Ya lo irás pillando... —Le da un bocado a su donut relleno y yo hago lo mismo. ¡Está buenisimo! Esto no había cuando era niño por que sin duda lo recordaría.— Pero quiero pasarlo bien y creo que tu sabes mucho sobre eso...

—Lo puedes pasar bien conmigo... Por supuesto... —Reprime una sonrisa y yo recuerdo que es sábado. Mierda... Dudo en decirle esto pero ya que hoy me siento honesto, decido contárselo— Los sábados suelo pelear, luego normalmente hay una fiesta o vamos a un club nocturno.

Ella abre los ojos como platos y se atraganta por un momento. Me mira de nuevo intentando ver si estoy bromeando. Cuando se dá cuenta de que no bromeo, da un sorbo a su chocolate y dice:

—Pero... Si a ti te sobra el dinero. ¿Por qué lo haces? —Yo sabía que la gente se hacía la misma pregunta pero nunca antes nadie me lo había preguntado, aparte de Denovan, claro.

—No sé... Empecé cuando mis padres se separaron. Hace como un año que las hago. Es una forma de desahogarme. El dinero que consigo lo gasto a la noche, todos los sábados.

Ella se queda callada por unos segundos. Después, me mira y dice:

—Voy a acompañarte. —Eso me hace sonreír. Sonreír de verdad.

—Por mi bien. —Le doy un sorbo a mi chocolate.

Durante todo el desayuno bromeamos y decidimos no volver a tocar el tema de las peleas. Después de eso, nos dirigimos a mi Bugatti y después de dejar a unos turistas sacarse fotos con él, nos largamos. Llegamos a su casa y nos quedamos charlando en el coche por unos minutos.

—Por cierto, ¿sabes que no tenemos 21 años para entrar a un club? ¿Cómo lo haremos? —Pregunta cruzándose de brazos.

—El club es mío —Digo tranquilamente.

—¿Tienes un club? Pero si eres menor.

—Tengo 18 y cuando tienes dinero, la edad no importa mucho. —Digo mirando el volante.

—No me dejas de sorprender... —Mira sus zapatos y acto seguido, sale del coche.

—Te recojo a las ocho en punto. —Digo mirando cómo va subiendo las escaleras de su mansión.

—Claro —Dice y me regala una sonrisa.

Ahora que se ha ido, me aburro. No está ella soltando sus comentarios sarcásticos ni tampoco se oye la melodía de su risa mezclada con la mía. No hace ni dos días que nos conocemos, y me estoy dando cuenta de que me agrada mucho. Muchísimo. Demasiado. 

DESPREVENIDA *COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora