CAP. 24

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No me lo puedo creer. Tengo las manos sujetando el móvil con más fuerza de lo necesaria. En la pantalla se estaba reflejando la foto de Miranda sentada a horcajadas encima de las piernas de Toni. Parecen una parejita de mierda. No sé por qué me importa tanto, puede que sea por que la haya besado delante de toda la escuela o por que mi "hermano" estuviera con una de mis líos. Puto bastardo. Aparte de arruinar mi familia, tenía que quedarse a ella también. Su llegada a mi puta vida no a hecho más que incordiarme la existencia. Aún así, nunca lo he tratado tan mal como se merece. Nunca he hablado mal de él a nadie, y a demás, estaba empezando a aceptarlo como alguien más de nuestra arruinada familia. SI es que se le podía llamar así al conjunto de personas que no comparten nada más que el apellido y algo de sangre...

Y Miranda... No sé cómo explicar mis sentimientos hacia ella en estos instantes. Nunca antes había dormido en la cama de una chica. Nunca antes había besado a alguien que no fuera en privacidad. Nunca antes me he puesto de los nervios sólo por el hecho de ver a alguien con el que me he liado estar con otra persona. Es tan raro... No sé lo que me causa... ¿serán celos? No, no puede ser. Yo no soy nada celoso. Y para serlo, tendría que tener una relación con la chica. Y eso es algo que nunca ha ocurrido y que nunca ocurrirá. Pero... joder, está tan buena. es tan sensual sin siquiera intentarlo... No sé por qué está intentando cambiar su forma de vestir, tiene a todos los chicos de O'cconel high school embobados desde que entró por esa puerta.

Ahora mismo tengo muchas cosas por las que preocuparme, entre ellas, el secuestro. No había salido como lo planeado. Lo que queríamos hacer era intimidar a su padre para que no se metiera en el narcotráfico. A mi me daba igual que se metiera en eso, lo que me preocupaba era que para meter droga a nueva york, necesitabas controlar los puertos y esos puertos son nuestros. Yo no me considero un traficante, me considero un distribuidor de heroína. Os preguntaréis por qué un niño rico de nueva york se metería en algo como las drogas, muy fácil, es un negocio familiar. Es más, todos los ricachones de Nueva York, desde Jay-Z hasta mi padre, están metidos. Los negocios legales de gente como mi padre, son una tapadera. Todos tenemos un acuerdo entre nosotros para que haya armonía en esta pequeña comunidad. No suelen haber muchos problemas por que cada uno conoce su nivel. Por daros un ejemplo, el padre de Miranda está en lo más alto. El es el rey de los reyes. En vez de transportar su mercancía desde Colombia y varios otros países con un barco, lo hace con submarinos modificados por ingenieros de alto rango y por helicópteros. Se dice que tienen una plataforma petrolífera donde guardan la mercancía para los helicópteros, es decir, todo lo que no quepa en el submarino.

Yo me enteré de todo estos unos meses atrás, cuando mi padre mantuvo "la conversación" conmigo. Siempre me había imaginado ser un narcotraficante. Algo así como Pablo Escobar. Lo que no pensé fue que la gente rica también estaba en esto. Era algo así como ser un Illuminati. Un ¡Tranfiquinati!. Es decir, pertenecías a algo de lo que la otra gran mayoría de población no conocía. Algo que solo se habla en cenas de alto prestigio, algo que se lleva en silencio por que podría arruinarlo todo. ¿Os imagináis el escándalo que ocurriría si todos supieran que presidentes, jeques, millonarios y hasta la monarquía misma están metidos en esto? No me lo quiero imaginar. Sería una catástrofe.

A veces era un poco difícil imaginarse que mucha gente muere y de alguna manera, tú tienes las manos manchadas ya que estas en este negocio. Pensar que a mucha gente le dan sobredosis por usarlo demasiado. Yo no me concentro en eso, prefiero pensar en el dinero y en que algún día lo heredaré de mi padre. Que algún día me convertiré en alguien como el padre de Miranda. Es por ellos que mi padre se empeña en que salgamos, por qué ella también lo heredará de su padre, por lo tanto, si nos casamos, tendríamos una fortaleza que ni el gran Pablo Escobar se habría imaginado en mil años.

Me dispongo a salir en busca de Miranda para que me explique qué estaba haciendo con Toni. Me subo a mi Jaguar XK. Un coche sutil y a la vez elegante. Me encanta, su personalidad es como la mía. Y sé que compararme con un súper coche no está bien visto pero que me coman la polla, me la suda.

En el camino, empiezo a pensar sobre Miranda. Sobre su cambio brusco de estos últimos dos días. Creo que trama algo, y si está tan unida a mi puto hermano, seguro que él lo sabe. Antes era muy tímida y sus ojos transmitían una confianza descomunal. Ahora parece que lo calcula todo. Que todo lo hace estratégicamente, pensando en algo que va más allá, en algo que solo ella conoce. Al besarla esta mañana, me dí cuenta de que no había ninguna sensación rara en mi vientre, no había química. Me daba la sensación de que lo hacía para que los de más lo vieran. Pero no me pude resistir, es tan... ella. Me vuelve loco. El polvo de la otra noche fué el mejor de mi vida. Y pensar que ahora mismo podría estar haciéndolo con otro chico me hierve la sangre.

Sin darme cuenta, acelero y en pocos minutos, me encuentro delante de la casa de Miranda. Está el coche de su segurata, Marco, en la puerta. Después de nuestra pelea del otro día, no tardé en averiguar de quién se trataba. Es la mano derecha de el señor Monteblanco. Se encarga de mucho trabajo sucio. Es una persona muy lista y me extrañaba que se peleara conmigo sabiendo de quién soy hijo. Tiene huevos el chaval.

Toco la puerta y la zorra de Carlita me abre. La sonrisa que tenía en la cara antes de percatarse que soy yo se le borra de la cara y me mira con temor en los ojos. Puta mosca muerta. Se acostaba con mi padre siendo su puta chacha. ¿Tan bajo puede caer una persona? No lo entiendo.

— Vengo a hablar con Miranda, aparta.

— Está ocupa...

— Cállate cerda. No me dirijas la palabra, ¿entiendes?. —Se le cristalizan los ojos y yo no siento ni una pizca de lástima.

Subo las escaleras de dos en dos y me empiezo a acercar a la habitación de Miranda. Mientras me voy acercando a su habitación, empiezo a oír leves gemidos y ruidos de besos. No puede ser... No puede ser tan zorra. Pero... reconozco esos gemidos, son los de Miranda.  

DESPREVENIDA *COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora