CAP. 31

62 5 0
                                    

DESPREVENIDO

Pov. Will:

— ¿Will O'connel? —Pregunta el policía de tez trigueña

— Si, señor.

— ¿Podrías por favor acompañarnos? Queremos comunicarte algo —Le hecha una mirada a Miranda— A solas.

Miranda está aterrorizada. Lo sé por qué sus ojos me transmiten eso. Sé que querrá quedarse conmigo para saber qué es lo que tienen que decirme a solas, pero no lo puedo permitir. No quiero que se meta en mis movidas, la aprecio demasiado como para hacerlo.

— En la segunda hora tenemos historia juntos, guardame sitio, pequeña —Le susurro depositando un beso suave y cargado de ternura en la boca.

Me alejo de ella aún sabiendo que no se ha quedado tranquila. Se preocupa por mi... o eso parece. Es muy raro, normalmente hago lo que quiero y a nadie le importa. Excepto a Irati, mi hermana. Pero como no tengo la suficiente confianza en ella, solo se entera de lo que quiero que se entere.

Nos adentramos hacia el despacho de mi padre. Como es de suponer por la cara que me pone, está al tanto de todo. Eso me tranquiliza ya que sé que no me detendrán por algo.

Mi padre saluda a los oficiales con una de sus mejores y más falsas sonrisas y les indica que se sientan para poder hablar cómodamente.

— Vale, como tu padre y seguramente tú sabes, Talía fue secuestrada hace un tiempo. Lo que no sabrás es que quiere que tú, como persona de confianza, la cuides. A declarado que se siente muchísimo más segura si te tiene al lado así que, por el bien de ella, venimos a decirte que lo hagas. Ya hemos hablado con tu padre sobre las clases y ya está todo preparado para que no te separes de ella ni un momento.

No entiendo qué clase de jugarreta está preparando su padre pero no me gusta ni un pelo... Quiere asegurarse de que no pueda hacerle daño ya que ahora, si le pasa algo y yo estoy cuidándola, me meteré en problemas. Muy listo de su parte, no creía que usase su cerebro para algo más que follarse a su dependienta.

— Claro, será un placer ayudar en todo lo que pueda. — Les sonrío a los oficiales y después de acordar el nuevo horario que tendré y de qué hacer cuando yo tenga entrenamientos o algo así, me dispongo a salir del despacho.

Ahora mismo estoy furioso y sorprendido, nunca se me habría ocurrido algo así. Lo primero que piensas en una situación parecida a esta, es alejarte de esa persona a toda costa, no ir detrás de ella. Puede que lo haya tenido todo planeado desde el principio, incluso antes de que la secuestraran. En tal caso, no me imagino a que otros niveles llegaría para conseguir lo que quiere.

Me dirijo hacia la clase de física y química con estas ideas raras en mi cabeza. Aún sigo sin descifrar este movimiento del padre de Talía, que si no recuerdo mal, se llama Klaus.

Me meto en clase tras disculparme por la tardanza. Mientras voy caminando, todas las miradas del sexo femenino me atraviesan como dagas. Veo una silla vacía y me siento en ella. Entonces, una mano que no tardo en reconocer me acaricia la pierda.

— Hola, Will... — Dice una Mitzi seductora.

Estoy cansado de ella, es demasiado pesada. Le he cogido un asco increíble por todo lo que le hace a Mitzi. Nunca me había importado su personalidad por que siempre la usaba para desahogarme. Y cómo no, siempre quería formalizar lo nuestro... ¡No se da cuenta que me la suda!

— Apártate de mí, Mitzi —Digo quitándome su mano de la rodilla— Ya te habrás enterado de que estoy pillado, ya sabes... fuera del mercado

— Will, tú no eres así... —Me mira con una sonrisa pícara.— Ella no te conoce como yo lo hago.

— Mitzi, sé que la acabo de conocer pero me importa más de lo que tu me importarás jamás.

Ya estoy harto de ella. Sí, tiene razón. Me conoce mucho, pero eso es por que ha sido uno de los motivos por lo que me metí en la movidas en las que estaba... Es más, si ella no me hubiera metido en el mundo de las fiestas, ahora mismo no estaría casi dependiendo en drogas.

Ese es un secreto que pocos saben de mí. Me solía drogar mucho. Todos empiezan diciendo que solo será en ocasiones especiales, como pasa con el alcohol. Pero eso, poco a poco, se va convirtiendo en un hábito que hasta parece algo normal. Ahora mismo no veo una fiesta sin drogas, es imposible imaginarlo para mí...

Pero ya estoy mucho mejor. Nunca he sido adicto pero me gustaba tanto que lo hacía casi de forma automática. Ya llevo dos meses sin probar nada, y la verdad es que me va muy bien. Sabía que tendría que dejar de ir a fiestas y eso se me hacía muy difícil. Ya formaba parte de mi rutina emborracharme y drogarme cada semana en una fiesta distinta.

Y así pasa otro día más en clase. Después de la clase que física y química, tenía Historia con Miranda. Estaba muy preocupada por lo de esta mañana así que tuve que explicárselo todo. Al principio me empezó a decir distintas teorías conspiratorias que parecían sacadas de fanáticos de los Illuminati. Me reí mucho. Después de besos y encierros en aulas vacías, fuimos juntos a su casa y pasamos el día conociéndonos. Ahí me dí cuenta de que cada vez el sentimiento que sentía hacia ella iba aumentando. Eso me asusta pero se siente tan bien que tampoco quiero apartarlo de mi vida. Al fin y al cabo, es lo único bueno que tengo. 

DESPREVENIDA *COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora