CAP. 15

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PASIÓN

— ¡Suéltame! —Le grito mientras me deshago de su agarre. Empiezo a caminar hacia la cocina y noto como él me sigue.

— ¿Qué llevas puesto? —Me pregunta y me quedo helada. ¡Se me había olvidado! ¡Mierda! ¿Que hago?

— No estará alguien contigo? —Me doy la vuelta con brusquedad y aunque lo intenta disimular, noto que está tenso. Entonces me entran las ganas de jugar un poco con él...

— La verdad es que sí... —Lo miro con unos ojitos de santa y él se tensa un poco más.

Antes de darme cuenta, ya se ha hecho paso y está subiendo las escaleras. Yo lo sigo y le agarro la mano. Al principio no para ya que parece que se le ha nublado la vista y sólo piensa en una cosa. Que me imagino que será sacar de casa al chico que supuestamente está en mi habitación.

— ¡Párate! ¿Que haces? ¡Quien te crees que eres?! Yo puedo estar con quien me dé la gana y tu no podrás hacer nada —Me corta acercándose rápidamente a mí y empujándome contra la pared. Estamos a milimetros de distancia. Tan cerca el uno del otro que casi puedo oír sus latidos acelerados.

Nos quedamos mirándonos por lo que me parecen horas pero que en realidad son segundos. No para de mirarme la boca y parece tener un debate interior. Al fin decide dejar un poco de espacio entre nosotros y puedo respirar con tranquilidad.

Entonces, cuando creo que lo único que hará será volver al salón, sale rápidamente en dirección a mi habitación y antes de que lo pueda parar, abre la puerta, se adentra y yo lo sigo. Mira en el baño y luego entra en el vestidor. Yo me quedo mirando a la nada pensando en lo que vendrá después.

—¿Me has mentido? —Yo me quedo en silencio sin saber qué contestar.

Sus pisotadas se hacen oír y no tarda en echarse a la cama. Ahora le noto muchísimo más relajado y sé a qué se debe.

—Lo sabía. —Dice y se acomoda en la cama mirándome de arriba abajo.

—¿Por qué te importa tanto? Ni que fueras mi hermano...

—No pero tu padre me conoce y me ha dejado claro que tengo que cuidar de ti.

—¡Si claro! ¡¿Y con quién se supone que tengo que divertirme?!

Oye, me tienes a mí. ¿Qué más quieres? Soy guapo, inteligente, rico... Si es que lo tengo todo... —Una sonrisa se dibuja en su cara y yo oprimo una carcajada.

— Yo no usaría esos adjetivos para describirte...

— ¿Cuáles usarías tú? ¿Buenorro? ¿Dios del sexo? —Su sonrisa se ensancha y me hace un hueco en la cama.

Estoy exhausta así que decido tumbarme a su lado y seguir nuestra conversación desde ahí. Cuando me tumbo pasa su mano por mis hombros y nos junta más de lo que ya estábamos.

— ¡Oh por dios! Si seguro que la tienes tan grande como un chicle melón... —Se acerca a mi oído y empieza a susurrarme:

— Eso no es lo que las chicas dicen... ¿Quieres ver por qué?

— N-ni loca...-digo con voz entrecortada. Entonces decido cambiar de tema ya que este... se está poniendo raro.

— ¿Por qué has venido?- Cuando esas palabras salen de mi boca, sus músculos se tensan.

— Siempre haces que se me olviden las cosas... —Toma una bocanada de aire y cuando pienso que se está abriendo a mí suelta— No es nada, es solo que no me aburría en la fiesta sin una psicótica a mi lado.

— Asqueroso

— Gruñona

— Energúmeno

— Mentirosa

Me pongo roja y le lanzo una almohada. Me deshago de su agarre y ruedo hasta la otra esquina. Él suelta una risotada antes de salir de la cama y empezar a desvestirse. Yo me tapo con una almohada y él al notarlo, suelta una risilla.

— Por favor... ¿Ahora irás otra vez de santa cuando me acabas de soltar que no tengo un pollón?

— Sigo diciéndolo y sigo siendo una santita. —digo sonriendo contra la almohada. Me gusta que sea tan malhablado.

—Ahora tienes la oportunidad de verla... —En ese momento, una tensión sexual nos atrapa y creo que será difícil salir de ella...

—N-no gracias- digo con la almohada aún contra mi cara.

Noto como se hunde el colchón del otro lado y tengo unos reflejos de acercarme más a él. No sé si me arrepentiré más tarde pero sé que si no lo hago, me arrepentiré.

No estoy muy segura pero creo que él también se mueve ya que noto movimiento proveniente de su lado. Sigo acercándome hasta empezar a sentir el calor que emana su piel. Él es el que hace el último movimiento para que nuestros brazos se toquen.

Tengo el corazón a mil y no sé qué hacer pero tengo una ganas inmensas de besarle. Poco a poco giró la cabeza hacia él y nos miramos con una intensidad casi dolorosa.

— ¿Qué quieres de mí Miranda? —Pregunta mientras la luz proveniente de la luna llena le hace unos ojos para derretirme.

Armo todo el valor que puedo y le digo:

— Esto —Me lanzó a besarle y él me devuelve el beso inmediatamente. Sigo mis instintos y me pongo a horcajadas sobre él. Nos seguimos besando y en un abrir y cerrar de ojos, mi babydoll está en el suelo y lo único que se oyen son nuestras respiraciones entrecortada acompañadas de gemidos llenos de pasión. 

DESPREVENIDA *COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora