La vida que no recuperaremos

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Despertó con JiMin sobre él. No se había movido ni un centímetro a pesar de que JungKook se movía muchísimo todas las noches. Debía haberse pegado a él como un koala. Era adorable y parecía estar calmado. Dormía como un bebé. Besó su frente y le movió con cuidado para salir de la cama sin despertarle. HoSeok y TaeHyung debían haber llegado tarde, porque aún dormían en sus camas. NamJoon y Jin no estaban, seguramente habían dormido en la otra habitación. YoonGi tampoco estaba. Se deslizó fuera de la habitación. Fue a la cocina y cogió una manzana, que empezó a comerse mientras iba a las escaleras. Cuando abrió la puerta que daba a las escaleras que llevaban al piso de abajo, al pub, oyó una melodía maravillosa. Se asomó para comprobar que YoonGi estaba tocando el piano. Ni siquiera había reparado en el piano antes. Otro viejo recuerdo llegó a su memoria. Ese mismo lugar, aunque un poco cambiado. Una mujer hermosa sentada en esa misma banqueta frente al piano con un niño pequeño en su regazo. Aquel era el piano de la madre de YoonGi. Aún estaba allí. JungKook se preguntó si aún quedaría algo de su madre biológica en esa casa.

- ¡Arg! - Un fuerte rugido de furia y un disonante golpe a las teclas del piano le hicieron salir de sus recuerdos y pensamientos. Jin, que parecía estar limpiando algo en la barra del pub, llegó corriendo hasta YoonGi. JungKook observó desde arriba como le cogía por los hombros y sus dos Hyungs más mayores se miraban el uno al otro. Parecía que algo había alterado a YoonGi.

- ¿Qué te ocurre? ¿Por qué aporreas así el piano? - El músico le miró y le tembló el labio.

- La echo de menos. - Pronunció. - La echo demasiado de menos. - De repente, YoonGi se echó a llorar en brazos de Jin, quien le acogió con cariño. No dijo nada, sólo se mantuvo abrazándole. - No puedo vivir sin ella. No sé como hacerlo. - Aseguró. Jin hizo que le mirara y limpió sus lágrimas. JungKook nunca se imaginó ver a YoonGi tan débil.

- Lo solucionaremos. Encontraremos la manera. - Le aseguró Jin.

- No hay forma. No la recuperaré. - Sollozó y su mayor volvió a arroparle entre sus brazos. JungKook pensó. ¿A qué se estaría refiriendo YoonGi? En realidad era obvio. Viéndole frente al piano mientras echaba de menos a alguien... sólo podía tratarse de una persona. Su madre. Debía ser tan doloroso para él. Sentirse abandonado por la mujer que debía haberle cuidado incondicionalmente. Además, él era suficientemente mayor como para recordarla. Su rostro, sus gestos, quizá también su amor. Debía ser demasiado sufrimiento.

- Encontraré la forma, YoonGi. - Pronunció. - Haré lo que sea. - Jin levantó la mirada y vio a JungKook. - ¿Qué haces ahí? Preparate para ir a la escuela. Miró el reloj de pared. - Tienes media hora. - YoonGi no se movió mientras Jin le hablaba. Ni siquiera le importó que le viera llorar. Eso tampoco lo esperaba del YoonGi que había conocido antaño. Demasiadas cosas habían cambiado.

Corrió para prepararse y volvió a bajar. Cuando lo hizo se encontró con YoonGi y Jin en la barra comiendo un tazón de cereales compartido.

- ¿Lo tienes todo? - Le preguntó Jin mirándole. Entonces YoonGi también le miró, como si no le hubiera oído llegar antes. Debía estar demasiado sumido en sus pensamientos.

- Sí. - Se giró hacia YoonGi y este le miró. - ¿Se encuentra bien, Hyung? - Dijo.

- Perfectamente, ¿por qué iba a estar mal, mocoso? - Pronunció como si no hubiera pasado nada minutos antes. JungKook miró a Jin extrañado y este sólo sonrió.

- Vámonos ya. - Pronunció Jin. Justo en ese momento NamJoon apareció por la puerta y todos le miraron. YoonGi el último, como siempre.

- YoonGi-Hyung. - Habló mirándole sólo a él. - Malas noticias de BigBang. Ayer en la noche, cuando nosotros les dejamos, tuvieron que hacer un trabajo y algo salió mal. Tienen un herido. - YoonGi sabía lo que eso significaba. Bufó. - Eres el único sanador del distrito, ya lo sabes.

Tótem  |Múltiples parejas|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora