El encuentro

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Palmeó la cama todavía medio dormido. JiMin ya no estaba junto a él, aunque el colchón aún estaba caliente. Parpadeó unas cuantas veces y miró a su alrededor. JiMin tampoco estaba en la habitación. Debía haber dejado el lugar del mismo modo que había entrado, por la ventana. Esperaba que estuviera bien después de lo que había pasado. Se llevó la mano al pecho. Sonrió. Sentía esa calidez que había sentido cuando lo había hecho con TaeHyung. Su lazo era más intenso. Se sentía bien. Su manada aún lo amaba, aún le necesitaban y querían que estuviese con ellos. Y los echaba mucho de menos. JiMin le había dicho que NamJoon le recogería después del instituto. Se le haría un día largo de clases, pero estaba entusiasmado. Saltó de la cama dispuesto a tener un gran día. Fue a la cocina y se preparó el desayuno. Se dio cuenta de que todavía era pronto al escuchar el despertador de sus padres. Ellos siempre solían levantarse antes que él. Decidió entonces preparar el desayuno de sus padres, estaba lo suficientemente feliz como para dedicarse a preparar los mejores manjares, si supiera hacerlo. Se limitó a algo básico y empezó a devorar un tazón de cereales y leche mientras miraba la televisión y el café para sus padres empezaba a hacerse en la cafetera. En realidad no estaba viendo nada interesante, más bien se limitó a pasar canales hasta que sus padres irrumpieron en la cocina extrañados por su actitud. Le habían visto muy decaído al acostarse.

- ¿Estás bien, cariño? - Preguntó su madre con ternura y algo de sueño aún. - ¿No podías dormir?

- Estoy bien, mamá. - Les sonrió abiertamente. Eso les aturdió aún más. - He estado hablando con los chicos esta noche. Todo está aclarado ahora. - Aseguró.

- ¿Te irás de nuevo? - Dijo su padre un poco preocupado. - ¿Estás seguro? Quizá debas tomarte un tiempo para conocerlos mejor antes. - Planteó. Lo único que no quería era ver a su hijo dormir de nuevo.

- No lo sé. - Afirmó el joven. - Quizá sí me quede aquí un tiempo más. Quizá vuelva inmediatamente. - Se encogió de hombros. - Sea como sea no os preocupéis. - Parecía muy convencido. - Todo estará bien a partir de ahora. - Sus padres se miraron confusos. - Confiad en mí una vez más. - Pidió.

- Como sea, esta siempre será tu casa. - Opinó su madre. Estaban preocupados, eso nadie podía negarlo o evitarlo, pero confiaban en él y sabían lo importante que aquello significaba para su hijo. - Simplemente vuelve cuando lo necesites. Nosotros somos tu familia también.

- Lo sé. Gracias. - Susurró. - Os he hecho el desayuno. - Cambió radicalmente de tema.

- Eso sí es una sorpresa. - Exclamó su padre. - ¡JungKook! - Vio correr al hombre hacia la vitrocerámica. - ¿Has puesto la cafetera y te has ido a ver la televisión sin más? - Le regañó mientras arreglaba apresuradamente el estropicio del café desparramado por toda la encimera.

- Perdón. - Se lamentó él. La mujer rió sonoramente.

- Eres un desastre, hijo. Espero que no causes tantos problemas en esa casa. - Anunció. Si su madre supiera que por su culpa casi mataban a uno de sus hermanos. JungKook sólo calló. - Al final, con la estupidez, vas a llegar tarde. Ve a vestirte.

Salió de su casa medio corriendo. Efectivamente, al final, el tiempo se le había echado encima. Llegó a clase justo a tiempo. Vio a YuGyeom muy de reojo, a BamBam ni le miró. Recordó que no debía parecer demasiado alegre de momento. Ellos ya sabrían que había cortado lazos con su clan. Lo mantendría en secreto al menos hasta que NamJoon diera una orden contraria. Quizá incluso sería útil.

Durante el primer descanso, el más corto, pasó un rato con Roseanne. Delante de ella también ocultó su alegría. Ella intentaba distraerle y evitar el tema de los clanes, así que no fue especialmente difícil. Se limitaron a hablar de otras cosas. Quedaron en verse a la salida brevemente, porque la joven le había hablado sobre unas ceras con las que JungKook quería probar a dibujar. Tal y como había pensado JungKook, el tiempo pasaba demasiado despacio. Quería que las clases acabaran ya y así poder ver a sus hermanos, estar con y donde debía estar. Tenía unas tremendas ganas de salir corriendo a buscarles, casi irrefrenables.

Tótem  |Múltiples parejas|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora