En casa

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NamJoon y Jin le habían despertado sin querer.

- ¿No crees que ya te has divertido suficiente? - Reprochó NamJoon a su expareja.

- ¿Lo dices en serio? ¿Crees que lo hago por diversión? - Le respondió. - ¿O crees que es para fastidiarte? El mundo no gira en torno a ti, Kim NamJoon.

- Jin, te conozco. Si no quisieras torturarme podrías hacerlo sin que casi ni me diera cuenta, como hacías antes. Pero ahora te pavoneas con esos tipos por el local. Ya me pareció el colmo que el otro día estuvieses contándole a HoSeok, delante mío, lo bien que lo pasaste con tu último cliente.

- ¿Qué quieres que te diga? Todo es más fácil con clientes que ya conozco.

- El colmo fue cuando ayer estuviste a punto de tirarte a un en la habitación de al lado. - Gruñó. - ¿JungKook sigue convaleciente y tú quieres usar la habitación conjunta para follarte a alguien? Tú no eres así, Jin. - Aseguró el líder.

- Di lo que quieras. Igualmente no me lo permitiste. - JungKook se revolvió entre las sábanas aún aturdido. Quería... Necesitaba que se callasen o que fueran a discutir a otro lado. - ¿Cómo te encuentras, Kookie? - Pronunció Jin apenado por haberle despertado.

JungKook no recordaba el sueño que había tenido esta vez, pero sintió la necesidad, en su aturdido duermevela, de decir algo.

- Hay fuego, Hyung. - Aseguró sin abrir los ojos. - Hay fuego por todas partes. - Jin y NamJoon se miraron extrañados.

- No hay fuego, JungKookie. Sólo ha sido un sueño, pequeño. - Habló NamJoon mientras Jin comprobaba la temperatura de su frente. - Todo está bien ahora. Intenta seguir durmiendo.

- Parece tener algo de fiebre, pero nada grave. - Aseguró. Eso fue lo último que JungKook escuchó antes de caer de nuevo dormido.

Esta vez sí despertó por voluntad propia y se desperezó poco a poco. NamJoon estaba a su lado, sentado en una silla, dormitando. Cuando se sintió con fuerza se levantó despacio y quiso encaminarse hasta el espejo. Sus músculos estaban un poco entumecidos.

- JungKook, ¿estás bien? No te levantes muy de golpe. - Le pidió NamJoon, que se había despertado por el leve ruido que había hecho el menor al salir de la cama.

- Estoy bien. Sólo necesito comprobar algo. - Se puso frente al espejo y se miró un largo rato.

- ¿Que ocurre, JungKook?

- Soy yo, Hyung. Soy yo. - NamJoon se levantó al escuchar sus palabras confusas y se acercó a él.

- Claro que eres tú. - Puso las manos en sus hombros. Tenía una ligera idea de a que se refería.

- Durante demasiado tiempo no he sido yo. - Aseguró girándose hacia su líder. - Era mi cuerpo pero no era yo. - Se miró las manos. - Pero lo recuerdo todo. Todo lo que hice.

- No lo hiciste tú. Nadie te culpa a ti. ¡Mírame! - Expresó con dureza subiéndole la barbilla. - Eres tú y estás en casa. - Estaba en casa. JungKook sintió un escalofrío ante la idea y se abrazó a su hermano mayor sin poder contener las lágrimas. NamJoon estuvo un tiempo calmándolo y sólo cuando dejó de llorar habló. - Iré a avisar a los demás de que estás despierto. - Dijo separándose un poco. JungKook dejó de abrazarle pero de retuvo cogiéndole de un brazo.

- Espera. Antes quiero hablar contigo. Sé que los demás no nos dejarán solos luego. - Pidió sentándose en la cama. NamJoon le acompañó.

- ¿De que quieres hablar? - Le preguntó. JungKook suspiró largo.

- Lo siento, Hyung. Fue todo por mi culpa. No debí desobedecer desde el principio. - Se disculpó. - ¿Cómo iba yo a pensar que pasaría todo eso? No quise que le ocurriera nada a lo demás. - Aseguró. - ¿Qué clase de protector soy si no dejo de poneros a todos en peligro?

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