-Treinta Cuatro-

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Matteo B.

Un suspiro agotado se escapa de mis labios cuándo le pregunto a la persona número cinco si tiene una llave de patin e caminado por por todo el backstage en busca de una y casualmente a todos se le olvidó traer su llave de patín.

Aunque no puedo decir mucho ya qué soy una de esas personas.

En fin, creó ver el mismo cielo cuándo me adentro a uno de las tantas salas de estar qué tiene el lugar y encutro a una patinadora qué creó haber visto en algunas competencias, solo qué no recuerdo su nombré si fue que alguna vez nos presentamos. El dichoso objetó se encutra a su par mientras ella se pone sus patines.

Término prestándomelo al ver lo desesperado que me mostraba, probablemente las ruedas podrían terminar saliéndose de mis patines en pleno número y aseguró qué no sería divertido de ver como me caigo haciendo algún pasó.

Tomó asiento en uno de los sofas y me dedicó a preparar mis patines.

-Lo siento -la familiar voz de cierta mexicana me lleva a levantar la mirada, al parecer se habia chocado con la dueña de la herramienta qué usó. Las dos se disculpan sin indiferencia alguna y la chica se va cerrando la puerta detrás de ella.

Ambos cruzamos miradas, ella raramente me ignora y se dedica a colocarse sus patines en unos de los tantos bancos de la habitación.

La observó detenidamente, lleva puesto un vestido negro con mangas de encaje y un escote en la espalda y otro delante más discreto, su pelo está más rizado de lo normal y su maquillaje en más sencillo y natural que los de sus compañeros quienes están abusando del color negro en su rostro.

-¿Algo qué te gusté? -su voz burlona me saca de mi trance, sacudo mi cabeza y muestro una expresión seria- ay, tampoco es para qué pongas esa cara, sólo bromeaba.

-No me importa si bromeas o no -respondo secó.

-Eres tan dulce Matteo -dice con sarcasmo- me cautiva lo expresivo qué eres conmigo.

La ignoró y sigo manipulando mis patines hasta qué estén en perfectas condiciones para ser usados, ella no dice nada más y prosigue a colocárse los suyos en total silencio yo copió su gestó con mis patines y me pongo de pie.

-Matteo. -me llama cuando ve que me acercó a la puerta.

-¿Que quieres Emilia? -volteo para mirarla.

-¿Porque te caigo mal? -su ceño se frunce al articular aquélla pregunta- al menos dame una razón para entender tu actitud conmigo.

-Tal vez porque te la pasas jugando a ser la villana con Ambar, me acosas y tratas de intervenir en mi relación con Luna -enumeró.

Arquea sus cejas mientras se cruza de brazos, patina hacia mi- primero: No juego ser la villana, Ambar si. Segundó: no te acosó, sólo trató de conocerte más... A mi manera pero en verdad lo hago. Y tercero: opinó qué tu relación con Luna simplemente no funciona.

-¿Que te hace pensar eso?

-Qué son diferentes -señala- tú eres un chico impulsivo, apasionado, lleno de picardía, te gusta ir a fiestas, experimentar todo tipo de cosas y vivir una vida de lujuria y cierto gustos por así decirlo. -me define y no puedo ocultar la sorpresa cuando veo qué tiene toda la razón en lo qué dice- Luna, tu chica Delivery es una chica soñadora, qué desborda inocencia y vive en un mundo dónde todo es paz y amor, en un mundo poco real.

Luna Valente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora