-Setenta Dos-

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Luna V.

Alrededor del medio día logré convencer a mi familia qué me dejara ir a ver a Matteo al hospital, Rey se había encargado de traerme y ahora me acompaña por los pasillos fríos de éste lugar.

Estaba agotada mentalmente, la inquietud de saber qué él estaba en cuidados intensivos en un estado crítico no me dejaba en paz. Odiaba preocuparme tanto por él pero esta en contrar de mi voluntad no hacerlo y quedarme en mi casa como si nada estuviera pasando.

Junto cuando llego diviso a Cecilia y Fabián hablando con un doctor. Sólo están ellos, ambos se ven muy cansados y se qué lo están pasado muy mal en estos momentos. Cuando él doctor se retirar sus miradas caen en mi junto a una sonrisa llena de tristeza.

-Hola. -musitó acercándome a ellos.

-Luna pequeña. -Ceci me envuelve en sus brazos- ¿Qué haces aquí? Debes estar descansado.

-Queria ver como se encuentra Matteo. ¿Hay alguna noticia?

-Ya lo trasladaron a una habitación esta mañana, aún no a despierto pero él doctor dice qué en cualquier momento lo hará. Esta fuera de peligro. -informa Fabián- Tiene dos costillas fracturadas y algunos golpes, pero por suerte no sufrio ningún daño en la cabeza.

-¿Puede pasar a verlo? -pregunto abrazándome a mi misma.

-Si puedes. -asiente Ceci señalando la habitación del fondo- Está allí, ve tranquila. Estaremos aquí afuera.

-Gracias. -digo y empiezo a encaminarme a la habitación qué me indicó.

Entro a la habitación sin dudarlo, me quedó paralizada cuando veo su estado. Una intravenosa se conecta en su mano derecha, llegó notar moretones en sus brazos y rostro, me relaja un poco saber qué no tiene ningún respirador puesto y qué respira por su cuenta. Me acerco y tomo asiento en él banco frente a la camilla.

-Tu Matteo Balsano eres un idiota. -es lo primero que digo- Más te vale estar bien maldito engreido porqué si no es así agregare esto a mi lista de las cosas que nunca te perdonaré. -advierto sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas- Me has dado él susto se mi vida y pensé qué te iba a perder...

Limpio una lágrima que rueda por mi mejilla, entrelazó mi mano con la suya y acarició sus nudillos. Odio verlo de esta forma, creí poder soportarlo pero no lo hago, me levanto del banco- Cuándo despiertes vendré. -prometo sin saber si en verdad me a escuchado.

Me inclinó hacia él y dejó un besó en su comisura en qué acarició su rostro levemente. Me alejó de él y me dirijo a la puerta saliendo de esa habitación como si quemará.

~•~

Desde qué llegue del hospital me instalé en la sala, muchas cosas pasaban por mi cabeza y me sentía abrumada. Él problema de los cuadros, Matteo en él hospital, los frenos del auto de Ambar... Simplemente estos momentos no eran los mios.

Creó qué tendré mi paz interna cuándo Matteo despierte y este descansado en su casa junto a sus padres. Me preocupó por él y estaré con él por si me necesita pero no pasaré de aquél limite, no voy a permitir que mis muros se derrumbe por el.

Bebo del té qué me preparó Lucy en qué veo él jardín tras la ventana. Justamente doy con Sharon, está parada frente a las flores regándolas, se ve tan concentrada y diferente; lleva su pelo rizado y suelto, un vestido color lila y un maquillaje muy leve otra persona diría qué esa no es la Sharon Benson qué vivía en esta mansión.

Llevó mi mano a mi vientre y lo acaricio distraídamente. En serio ya debia mantenerme más tranquila no habia tenido un descanso desde ayer y no queria desconponerme más, ya me pasaria todo el dia descansado.

La puerta principal se abre y mis padres entran a la mansión, compartimos una sonrisa cuando se acercan a mi y cada uno se sienta a mi costado.

-¿Vinieron a mimarme?

-¿Quieres ser consentida por nosotros? -pregunta mamá y yo asiento recostando mi cabeza sobre su hombro.

-¿Has sabido algo de Matteo?

-Lo trasladaron a una habitación esta mañana, pero aun no a despertado. -le contestó a mi papá.

-Ya verás qué estará bien. -me anima mi mamá sin dejar de peinar mi cabello con sus dedos.

-Espero espero. Cambiando de tema... ¿que habrá de cena?

-¿A estas horas estas pensando en habra de cena? -mi mamá parece divertida.

-La comida es algo fundamental para mi y tambien muero de hambre.

-Se me habia olvidado que ahora vales por tres. -niega ella poniendose de pie- ¿Qué tal si vamos a la cocina y vemos que tiene Lucy?

-Eso sonó bien.

Los tres nos dirigimos a la cocina sin dudarlo, cuando entramos a esta vemos a Lucy cantar con unos auriculares puesto en que limpia la barra mueve sus caderas y nosotros estamos aguanto la risa en estos momentos.

-Mmm Lucy. -la llama mamá nos sobresaltamos cuando intenta hacer un nota alta que se escucho como un grito.

Insisto en que en esta casa nadie se aburre.

Lucy da una vuelta dramatica con intencion de seguir cantando pero se queda paralizada al notar nuestras presencias, su rostro se riñe de rojo en que retira los auriculares y aclara su garganta- Hola...

-Estaba genial la musica ¿no? -rie papá y lo codeo.

-Eh... yo, si. -asiente finalmente- ¿desean algo?

-Yo solo quiero comida. -me encojo de hombros en que me dirijo al refrigerador.

El telefono de la casa empieza a sonar y Lucy aprovecha aquello para escapar del momento incomodo que acabamos de presenciar. Saco el bote de helado de Elliott y busco una cuchara, lo dejo sobre la barra para voltear hacia la despensa y sacar un paquete de galletas.

-Luna sabes que ese helado es de Elliott. -advierte mamá.

-Elliott no me lo reclamara. -aseguro destapando el bote- Ahora me debe considerar.

-Lo unico que yo veo aqui es que mi hija ahora va a chantajear a todos con su embarazo. -señala mi papa.

Voy hablar cuando Lucy entra a paso rapido a la cocina con una sonrisa dirigida a mi me dice:- Matteo a despertado.

Sus palabras me sacan una sonrisa y un gran peso sobre mis hombros. Miro a mis papás con alivio y finalmente puedo estar en paz.

Luna Valente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora