Luna Valente.

-Cuarenta Cinco-

Luna V.

Todos en algún momento desearon tener un amor apasionado, tener un amor qué te mueva el piso, para vivir momentos llenos de adrenalina y para tener a alguien qué te acompañé en tus locuras.

Matteo es mi amor apasionado.

Y muchas cosas más que no me alcanzaría la noche para enumerar. El se volvió algún tipo de adicción para mi, sentir sus labios y cuerpo se me a vuelto una necesidad.

Estar rodeados de objetos viejos y abandonados en medio de un depósito es lo qué menos importa, una lámpara de gas es lo único qué ilumina nuestros cuerpos sudorosos y agitados. Mis manos recorren todos los lugares posibles de su cuerpo en qué nos movemos al compás, sus labios besan la piel de mi cuello dejándo uno qué otro mordisco que me arrancan un gemido.

Sus manos se aferran a mis caderas siguiendo el ritmó de éstas, al encontrar su boca nos besamos necesitando sentirnos, nuestras lenguas se encuentran rozándose entré si.

-Matteo... ¡Oh cielos! -gimo aferrándome a su cuerpo cuándo llegó a mi liberación el también gime contra mis labios dejandome saber qué también llegó. Besa mis labios dulcemente antes de salir de mi y dejarme en un ágil movimiento sobré la manta qué nos encargamos de acomodar a nuestra disposición, se quita el preservativo dejándolo con un nudo a un lado y se deja caer a mi lado soltando un profundo suspiró.- Eso estuvo...

-Genial, -termina por mí atrayéndome hacia el, recuesto mi cabeza sobre su pecho- esto se deberia repetir más seguido.

-¿Qué tal el domingo? Ese dia estoy libré. -le sigo el juego, siento como besa mi cabeza y rie.

-Qué casualidad, yo también. -se hace el sorprendido. Me incorporó un poco para poder verlo al rostro y presenciar como me guiña el ojo con picardía.

-Te vez tan sexy guiñado el ojo.

-La chica delivery halagandome, que sorpresa. -sonrie.

Si supiera el tipo de halagos que le doy cuándo esta distraído...

-Soy una caja de sorpresa.

-No lo dudo. -entrelaza su mano con la mia y las observa- ¿sabes qué existe la posibilidad de qué todos nos estén buscando?

-Si, pero no vendrán hasta aquí. -aseguró.

-Pues en ese caso podríamos hacer un poco más de ejercicio físico. -murmurra enterrando su cabeza en mi cuello y roza sus dedos en mi cintura causándome cosquillas.

-Matteo. -me rio mientras su cuerpo se posiciona sobre el mio.

Estos momentos son los que valen la pena en verdad.

~•~

Estos entrenamientos son una total tortura.

Puedo convivir con Ambar, dentro de la pista somos capaces de comportarnos decentemente... Pero ¿trabajar con Benicio y Emilia? Eso es otro nivel.

-¿Qué pasó anoche con Ambar? Escuché qué salieron a caminar. -le preguntó a mi amigo mientras calentamos para poder ensayar.