-Noventa Cuatro-

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Matteo B.

Iba de salida a una cena con Mia y unos amigos de la productora después de una larga reunión cuando recibí una llamada de Ambar.

Habían encontrado a Luna.

Mi corazón se había acelerado y lo único qué queria hacer en estos momentos es verla, la noticia de saber qué ya sabían su paradero me quitó un gran peso de encima y me sentía aliviado.

-Perdón, no podré ir con ustedes sera otro día. -me disculpé con ellos antes de irme a mi auto aun con Ambar en la linea diciéndome la dirección dónde se encontraba Luna.

Me pareció extraño que ella no haya regresado a la mansión pero me encargaría del averiguar él porqué cuando la vea, queria abrazarla, hacerle tantas preguntas y saber si se encontraba bien.

Conduci alrededor de media hora al lugar qué me indicó la rubia, dudé por un momento en qué me encontraba en él lugar equivocado pero al ver qué él edificio frente a mi es como Ambar los describió supe qué no fue así.

¿Como ella vino a parar aqui?

Entre al viejo edificio y subí las escaleras hasta su nivel, cuando encontré él número de su departamento me quede observando la puerta haciendome la preguntar de qué si en verdad ella estaría aquí, qué si finalmente podría verla.

Toqué la madera de la puerta con mis nudillo y esperé alguna respuesta pero no la tuve, la puerta solo se abrió y pude ver a la pequeña chica frente a mi.

Ambar me había dicho qué cuando la viera la hiciera recapacitar y por lo qué veo se qué a continuación me enfrentaré a algo desconocido para mi.

Fueron dos las veces en las qué tuve que mirarla para asegurarme de qué se trataba de ella. Estaba tan diferente, por desgracia él cambió qué tuvo no fue oara bien.

Esa no era mi Luna.

Esa no era la chica soñadora qué reía todo él tiempo y le sacaba sonrisas a sus amigos, ella no es la apasionada por él patinajes qué se quiere superar día a día, no siento aquella aura de luz y alegría qué venia con ella todo él tiempo, sus ojos ya no brillan ella ya no era Luna Valente.

Su cabello esta suelto y mojado indicando qué se acaba de duchar, lleva un suéter y un simple pantalón de chándal puesto haciendo notar la extrema delgadez qué posee en estos momento junto al color pálido de su piel, se ve cansada y sin vida esta imagen de ella me a caído como un balde de agua fría.

-Matteo... -mi nombre sale de sus labios en un susurro-...¿Que haces aquí?

Ambos estamos sorprendidos ella no esperaba verme aqui y yo no esperaba verla en éste estado.

-Luna, -doy un paso hacia ella- no sabes lo qué te hemos buscado cariño, ¿como estas? ¿estas bien? ¿porqué te fuiste?

Ella niega y cierra la puerta un poco evitando qué mire hacia dentro-. Creó qué debes irte.

-¿Qué? No, no me iré sin ti. -mi ceño se frunce mientras niego.

-Yo no iré a ningún lado Matteo, ya me viste te puedes ir. -insiste desviando la mirada de mi- ¡Oye, Matteo no!

Luna Valente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora