-Setenta Ocho-

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Tres semanas después.

Luna V.

Odio las miradas sobre mi.

Si lo sé, no es de lo más casual ver a tu compañera de instituto embarazada por los pasillos. No es qué me sienta avergonzada de mi embarazo, eso jamás. Solo qué puede llegar a ser muy incómodo él hecho de qué te miren y hablen de ti sin ningún disimuló o qué te juzguen.

Al menos tenía a mis amigas qué retaban a todo él qué me hacia un cometario fuera de lugar, me reprochaban a cada rato por no defenderme pero la verdad es qué no quiero gastar mi tiempo con personas qué tienen una vida aburrida y se entrentiene con la mia.

Me despido de Jim y Yam deseándole unas buenas vacaciones, ya hoy finalmente empezaban las vacaciones para navidad y estaríamos libradas del Blake durante una largo tiempo. Me dirijo al auto de Gaston quien nos había venido a buscar a Nina y a mi, me subo al vehículo presenciando como aquellos dos se besaban fuera de éste.

Dejó mis cosas sobre en lado libre del asiento trasero y me inclino hacia delante, apoyo mi mano sobre él volante y empiezo a tocar la bocina infinitivas de veces hasta lograr qué estos se separen.- ¡Dejen de tragarse, recuerden qué están frente de un centro educativo!

Ambos me miran con reproché y entran al auto, yo me vuelvo a sentar en lugar quitándome mi chaqueta la calor estaba volviendo y este uniforme no era para nada refrescante. Gaston enciende su auto y arranca.

-¿Iras a recibir a tus chicos al aeropuerto? -pregunta él cordobés mirandome por él espejo retrovisor.

-No podré, tengo qué ir al chequeó, también tengo qué pasar por la empresa a firmar algunos papeles y reunirme con Ana. -explicó- Tal vez pase en la noche a verlos.

-Eres una chica ocupada. -concluye él y asiento.

-¿Porqué verás a mi madre?

-Quiere hablar conmigo y mi familia sobré algo relacionado con los cuadros ya sabes.

-Bueno pues en ese caso esperó qué sean buenas noticias. -desea mi amigo.

-Todos esperamos eso.

~•~

Ya es hora de comprarme ropa de embarazada.

Sacó de mi armario un vestido holgado color lila después de durar media hora llorando en una esquina con todos mis pantalones qué a esta altura no pasan de mis muslos. Me lo pongo y sostengo mi cabello en una media cola mientras veo mi vientre en él espejo.

-¿Como qué les gusta hacerse de notar, no? -digo acariciándolo.

Me calzó unas zapatillas y tomando mi bolso salgo de mi habitación. Voy algo tarde a mi cita con Cecilia, aun asi bajo con cuidado las escaleras y veo a Ambar salir del comedor.

-¿Has visto a Rey? -pregunto. Elliott había escondido las llaves de mi auto para evitar qué conducirá, debía admitir qué si era un peligro en él volante y por lo tanto él me estaría transportando.

-Salio a llevar a tu mamá al centro. -dice jugando con las llaves de su auto en sus manos- ¿Vas a algun lugar?

-Tengo control hoy. -es lo qué digo y ella asiente.

-Te puedo llevar si quieres. -propone.

-Por favor.

-Pues vamos. -señala la puesta con su mentón.

Minutos después ambas nos encontrábamos camino a la clínica dónde trabaja Cecilia. Últimamente notaba a Ambar más amable conmigo, actuaba con algo de indiferencia pero sabia que lo hacia con intención de ocultar sus sentimientos, al menos nos llevábamos como dos personas civilizadas aunque no faltan las veces en qué tenemos nuestros choques.

Me extraña cuándo se bajo del auto y me acompaña dentro de la clínica, no digo al respecto y me dirijo hacia él consultoría. Su secretaria pide qué pasemos, al parecer Cecilia esperaba por mi nada más.

Cuando entro ella salta de su asiento y me da un gran abrazo, copia él mismo gesto con Ambar quién frunce su ceño un poco ante su efusividad.

-Bueno pasemos a ver como estan estos bebés. -señala la camilla, me subo a esta con su ayuda mientras qué Ambar que queda a un lado mirando todo con curiosidad.

Me tiende una pequeña toalla qué pongo sobre mis muslos cuándo subo él vestido dejando mi vientre a la vista, ella enciende la pantalla por donde vi a mis bebes por primera vez y a diferencia de la otra vez pone un gel frío en mi panza qué me hace estremecer, una imagen se plasma en la pantalla cuando mueve un raro aparato sobre mi.

-Ven esto de aquí. -señala dos puntos en la pantalla que tienen una forma fetal.- Esos son los bebés. -sigue moviendo él aparato mientras yo miró encantada la imagen- ¿Quieres escuchar sus corazones?

-¿Se puede? -pregunto, ella asiente con una sonrisa- Pues si obvió.

Sólo es casó de oprimir un botón para qué la habitación se llené de latidos, la sorpresa me embargar por comoleto y emocionada saco mi teléfono de mi bolso para grabar él sonido. Miró a Ambar y ella sonrie abiertamente ante lo qué estamos presenciado.

Esto es tan hermoso y no se en qué momento empecé a llorar.

-Al parecer todo va bien con mis nietos. -me pasa unos pañuelos para qué limpie él gel esparcido en mi vientre- Ya entraste al tercer mes con dos semanas, con suerte en dos meses más podremos saber su sexo. ¿Te has estado bebiendo tus vitaminas, no?

-Todos los dias lo hago. -me sincero sentandome sobre la camilla y acomodo mi vestido.

-Eso esperó. Qué mal qué el insensible de mi hijo no pudo llegar a tiempo, por suerte hoy regresa ya me tiene casi al volar preguntandome todo los dias si éstas bien. -niega ella sin dejar de sonreir- Al menos sentó cabeza mi bambino.

-Al menos hace algo bien él idiota. -escucho bufar a Ambar desdé su lugar.

-Si, me imaginó. Se la vive llamándome. -asiento.

-Yo me alegro de qué haya terminando con aquella chica Emilia. -admite ella- No me agradaba para nada, se ve qué es algo problemática. Ambar no te ofendas cariño pero tu amiga es una perra que quizo manipular a mi bebé.

-No te preocupes. Yo también me di cuenta de lo tóxica qué era. -le sigue y me pregunto en qué momento se rompió su amistad con la víbora esa.

-Me alegró se saberlo. -suspira aliviada- Si mi hijo vuelve con esa niña juro qué me da el paró y no conoceré a mi nietos.

En estos momemto me alegro de haberle caído bien a Cecilia.

La consulta su vuelve en una campaña contra Emilia donde también criticamos a Matteo sin ningún limite y se habla de los últimos gritos de la moda conversación qué atrapa a Ambar por completo.

Yo sólo puedo estar concentrada en la idea de qué cada día más crece él hecho de qué tendré dos personitas en mi vida las cuales amaré incondicionalmente.

Luna Valente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora