Daddy's Little Princess (j.b) (h.s)

FINAL ALTERNATIVO (2/5)

NARRADOR POV

La mandíbula de la chica cayó al instante, esto no le podía pasar a ella, pensó. Sus ojos recorrieron por enésima vez toda la cabaña en la que se encontraban, pasó las manos por su cabellera y negó varias veces con la cabeza. Y las lágrimas aparecieron.

-No, no. Esto es un chiste, ¿no? -Aria preguntó bastante incrédula.

-No lo es. -Marcel dijo. -Estamos en Barbados, corazón.

Aria no podía creer lo que oía. ¿Qué hacía ahí? ¿Dónde estaban los demás? ¿Por qué Marcel haría una cosa así? Sólo podía pensar en lo confundidos que sus hijos y Justin deben estar en ese instante, era el día de su boda, algo andaba mal y ahora no lo sospechaba, estaba segura.

-Marcel, no es gracioso. Hoy es el día de mi boda, quiero ir a casa, por favor. -la voz se le quebró, y unas lágrimas corrieron por sus mejillas.

-Cielo, no llores, detesto verte triste. -se acercó a ella y limpió el llanto en su cara. -Estamos en casa, siempre debió ser así. -explicó con tanto cinismo.

Todo cobró sentido. Aquel drama de Jenny era una vil farsa, todo estaba calculado, Marcel no quería que asistiera a mi casamiento.

-Eres un maldito. ¡Tú planeaste esto! Nunca soportaste la idea de verme con alguien más. ¿Ésta es tu solución? ¿Raptarme? ¿Alejarme de mi familia? -ahora no sólo estaba vuelta en llanto, sino que estaba furiosa.

-Cuida el modo en el que le hablas a papi, amor mío. -no, no era verdad. No podía ser.

-Marcel... No... Te lo suplico... Déjame ir con mi familia.

Tenía planeado que estuvieramos juntos, otra vez. Sentí algo de lástima, el nunca pudo superar aquella fase y de algún modo, yo tampoco.

-Bebé, ¿por qué quieres huir? Podemos estar juntos aquí. ¿No lo recuerdas? Una vez me confesaste que tu sueño dorado era vivir en una isla junto al mar, nosotros, juntos. Hice tu sueño realidad. -me tomó de nuevo y me besó con fuerza.

Lo empujé lejos, no era nada bueno.

-No quiero que me toques. -comenté ahogada en llanto. -No quiero estar contigo. Te odio por hacerme esto.

Lamente haber dicho eso, ya que lo único que obtuve fue que Harry arrojara la bebida en su mano, con fuerza contra un muro. Contube la respiración, se molestó.

-Pues tendrás que acostumbrarte, porque no pienso dejarte ir. ¿Qué no entiendes? ¡Eres mía! -terminó de decir con furia. Dejó la habitación después de su aterrador discurso, a algún otro lugar en la casa.

Corrí de inmediato a la puerta principal y gire la perilla con frustración... Cerrada. Fui a la parte trasera que daba al océano, que no estaba para nada bloqueada, de hecho, la entrada a este espacio tenía sólo una cortinilla de algodón. La vista y el cálido ambiente me invadió de pronto, había un porche y unas escaleras que dirigían directo a la arena.
No dudé por completo y corrí por la arena, tratando de alejarme del lugar, pero me fue imposible del mismo modo. Había seguridad al perímetro de la casa, guardias armados, para ser específica. No me atreví a arriesgarme, así que volví al interior de la casa.

Busqué mi móvil y, junto con mi billetera, habían desaparecido. Anduve por la casa en busca de un teléfono fijo, pero fue inútil. Maldito, pensó en todo. Al recorrer la casa, pude analizarla.
Tenía 3 habitaciones, la principal más grande que el resto, todas muy bien equipadas y cada una con baño propio, la cocina, sala de estar, un armario en el corredor y el porche con la magnífica vista del mar. A pesar de que estaba volviendome loca en este lugar, debía reconocer que fue algo considerado que Marcel recordara lo que dije hace años, y lo tuviera en mente todo ese tiempo, era exacto como lo imaginé. Lloré sin parar y me deslice junto a un muro hasta llegar al suelo de caoba, y símplemente me deje llevar por lo que sentía. Probablemente no volvería a ver a mi Justin, a mis padres, mis amigos, mis hijos, ni a mi familia. Todo por un maldito capricho de Marcel, quien nunca pudo comprender algo simple, y es que no siento nada más que nostalgia por él.