Capítulo 11:

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Lily:

Estoy muy nerviosa, es mi primer día de trabajo. Me tomo una tila y me pongo el uniforme que me dieron. Me recojo el pelo en una coleta. Me pongo mi bolso y me voy. Llego unos minutos antes para dar buena impresión.

En pocos minutos comienza a venir la clientela, los primeros son personas mayores madrugadoras que, al ser el peimer día preguntan por mí.

Hago lo que me mandan, este trabajo es cansado, pero lo necesito si quiero estudiar.

Cuando acabo la jornada, hago la compra para casa y me acerco a Evelin, la encargada.

Yo:Evelin, ¿qué tal mi primer dia?

Evelin: Pues te he visto muy bien. Este trabajo es duro y espero que no desistas.

Yo:Claro que no, me hace falta.

Evelin:Puedes irte, tengo que coger los tickets y cerrar, pero has estado muy bien. Nos vemos mañana.

Yo:Hasta mañana.

Guau. Estoy contenta. Voy a  casa en bus, con la compra no quiero hacer peso, menos con la operación de la costilla. Llego y para mi sorpresa Alex está cocinando. Suelto las bolsas allí.

Yo:Hola.

Alex: Hola,¿qué tal tu primer día?

Yo:Genial. Duro, pero guay.

Alex:Cuando cobres verás la recompensa.

Yo:¿Qué cocinas?

Alex:Bueno, unas legumbres.

Yo:Seguro que viniendo de ti están malísimas.

Alex:Oye,¿te burlas?- dice riendo. Yo le contesto con una mueca y viene en mi persecución por toda la casa.

Yo:Eres muy lento-digo entrando en mi habitación. Antes de cerrar ya me atrapa.

Sus brazos rodean mis caderas y yo pongo mis manos en su cara para a continuación besarle. Tenía muchas ganas. Es un beso lento, con ternura, con delicadeza. Sonreimos a mitad del beso.

Yo:¿Y ahora qué?-digo susurrando.

Alex:Ahora lo que quieras, te dije que tú harías que fluyese la cosa.

Yo:¿No huele un poco a quemado?- Alex corre a ver la comida y yo tras él.

Dr.Alex:.

Afortunadamente solo se ha pegado poca comida. Ella de ríe de la situación y me gusta verla feliz, escuchar su risa.

Yo:No seas mala. Encima de que te cocino...

Elisabeth: Ya, ya, veremos si es comestible.

Nos reímos por la situación. Sirvo los platos y comemos. Ella está sonriendo constantemente desde el beso. Es tan perfecta. Acabamos y ella, terca, decide poner el lavavajillas.

Quiero abrazarla por detrás, no sé si me rechazará. Me guío por mí y lo hago, la abrazo dejando un beso en su hombro. Noto como en su piel recorre un escalofrío. Ella sonríe y se da la vuelta.

Elisabeth :Alex, déjame poner el lavavajillas- dice sonriendo.

Yo:Me gusta que sonrias.

Elisabeth:Me haces feliz,Alex,muy feliz.- nos besamos de nuevo. Esta vez, veo que no tiene miedo a besarme, a intentarlo poco a poco.- venga, quiero acabar esto.

Yo:Voy a darme una ducha.

Elisabeth: Yo acabo esto y voy a dormir.

Yo:Nos vemos después de siesta.

Elisabeth:Qué remedio.

Dios, no entiendo cómo ese cabron pudo hacerle daño, si es una hermosa niña, tan dulce. Me encantará hacerla feliz. Al menos lo intentaré, ya sí.

Las marcas de una florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora