Lily:
Me siento cansada, a pesar de ser fin de semana, quiero desconectar. Llego a casa y pongo la comida. Me duele mucho la tripa. Me ducho en lo que la comida se hace y noto, cuando salgo, que brota sangre. Mierda, la regla, encima no compré compresas la última vez, para mi suerte hay un par de ellas.
Me visto, pero me duele mucho la tripa. Me tumbo boca abajo en el sofá. Al sentir la puerta me alivio, podrá seguir cocinando Alex.
Alex:Ey, preciosa,¿estás bien?-se acerca a mí.
Yo:Es..la menstruación. Me duele la tripa.
Alex:Oh-se rasca la cabeza- ves a la cama si quieres y cuando esté la comida te aviso.
Yo:No te preocupes.
Alex:¿Crees que para la noche estarás mejor?
Yo:No lo creo, aunque me haya tomado una pastilla que calme el dolor, el primer día es una mierda. ¿Por qué preguntas?
Alex:Había pensado en llevarte al cine.
Yo:Mierda, lo siento.
Alex:Son cosas que pasan, ya iremos otro día, lo importante eres tú.
Alex acaba con la cocina y pone la mesa, también me sirve. Con dolor, voy a la mesa. Espero que se me pasen los dolores ya.
Comemos mientras hablamos de nuestro día, como siempre. La verdad es que lo maravilloso está en los detalles pequeños, en cuando quiere saber qué tal mi día o cuando quiere que esté comoda.
Al acabar, recoge, yo me voy a la cama, necesito que esto se me pase. En cuestión de segundos me quedo dormida.
Dr.Alex:
Me despierto y miro el despertador, son las 18:26. Es tarde. Bostezo, me pongo un pantalón corto de chándal debido a que duermo en boxer y voy al salón. Encuentro la puerta de Elisabeth entreabierta y me asomo, sigue dormida. Cierro despacio, tengo que limpiar la casa y no quiero despertarla.
Una vez limpio el polvo, barrido y fregado el suelo, toca mi habitación, tengo que cambiar las sábanas y echar a lavar toallas.
Acabo de hacer todo, son las 20:30 y sigue dormida. Se me pasa por la cabeza en hacer esa cita que propuse en casa. Llamo a una pizzería italiana, me arriesgo en escogerle una, también pido unos cubitos de helado, según mis vivencias, a veces les entran un hambre voraz a las mujeres con la regla.
Después de la llamada, riego las macetas y así el balcón se queda fresco. Pongo un mantel en la mesa de fuera y unas velas. Miro mi reloj, son casi las 21 horas y sigue dormida, a este paso se queda en vela toda la noche. Voy a despertarla.
Me siento a su lado y mientras acaricio su cuerpo la muevo un poco. Al fin despierta. Sonrío.
Yo:Era hora, Bella durmiente.
Elisabeth:¿Qué hora es?
Yo:Las nueve, casi.- al oír la hora se levanta corriendo.
Elisabeth:Mierda, es muy tarde. Voy a ducharme y hacemos la cena.
Yo:Ves a la ducha, tranquila.
Ella se va al baño, yo me cambio el pantalón por otro y me pongo una camiseta corta. Llaman a la puerta, pago al pizero. Pongo la comida en la mesa y el postre en la nevera. Busco en la despensa un vino, espero que le guste.
Elisabeth: Alex, ¿Puedes traerme toallas? No hay-dice desde el baño. Mierda, las cambié y no puse. Cojo algunas y abro un poco la puerta. Ella está en ropa interior y analiza sus marcas de las palizas. Se ve triste. Meto el brazo y se las doy.
Elisabeth:Gracias.
La espero fuera. Ella viene con un pijamas fresco y queda un poco alucinada al ver la improvisación de la cita.
Elisabeth:Oye, no tenías porqué.
Yo:Simplemente me apetecía.
Pasamos la velada comiendo, hablando de temas sin importancia y bebemos, bebemos más de la cuenta.
Yo:Oye, perdona por ser entrometido,pero te he visto mirarte las marcas.
Elisabeth:¿Me espiabas?
Yo:No, solo que fui a llevarte las toallas.
Elisabeth:Sí, miraba mis marcas. La más reciente, la del hueso de la costilla.
Yo:Pues, el día que pueda te besaré las marcas una a una. Porque con o sin ellas eres increíble, eres preciosa. -ella se sonroja.
Elisabeth:Bueno, tengo una vida triste que ya conoces,¿tú?
Yo: Nada fuera de lo normal.
Elisabeth:¿Y tus parejas?
Yo:Tuve pasajeras, luego una que tras 5 años acabamos dejándonos.
Elisabeth:Bueno, no es nada raro, una vida normal.
Seguimos bebiendo, hasta que nos quedamos rendidos, ella en mi pecho y yo besando su cabeza.
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Las marcas de una flor
Romance4 años metida en esta tortura. Cuando comencé con él todo era alagos, regalos, detalles tras detalles, palabras que se las llevaron el viento. Luego vinieron los insultos, las prohibiciones, el no salir de casa. Lo más fuerte son las peleas. Me llam...