Capítulo 45:

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Lily:

Después de pasar toda la tarde en la playa, vamos al hotel. El plan de esta noche es cenar en la ciudad. Llevamos dos días y solo hemos tomado sol, pero mañana ya iremos a hacer turismo.

Me ducho quitando la arena y sal de la playa de mi cuerpo. Lavo mi pelo y me pongo el albornoz. Me apoyo en el lavavo y miro mi alianza. Es increíble, nunca imaginaría que mi vida cambiara así, solo espero que nadie me lo quite nunca, porque es lo mejor que ha podido poner mi antigua y desgracia vida, en esta. Miro al espejo, estoy muy morena y eso me gusta. Masajeo mi cuerpo con una crema y me preparo para la cena, esta noche me pondré un vestido unas sandalias con plataforma. Me maquillo ligeramente y salgo, mi esposo me espera.

Alex:Estás preciosa- besa mis labios.

Yo:¿Nos vamos?

Alex:Sí, la playa da hambre.

Bajamos y el recepcionista nos pide un taxi que nos translade al centro. Una vez allí,acordamos en que lo llamaríamos en cuanto acabásemos. Entramos en un restaurante y subimos a la octava planta. Es de los más lujosos de aquí.

Los camareros nos acompañan a la mesa, música en directo nos amenizan la velada. Pedimos para comer y beber.

Yo:Me gusta este sitio.

Alex:Me lo recomendaron.

Yo:Pero no quiero que tú pagues todo.

Alex:Es un regalo, ambos trabajamos y estamos bien.

Yo:Brindemos, por nuestra nueva vida- nuestras copas chocan y bebemos. Al cabo de unos minutos la comida llega y cenamos.

Alex: Quiero que disfrutemos de esto. Llegar  hasta aquí nos ha costado, hemos pasado por baches, pero al menos estamos en este momento tan bueno, tan único -dice mientras coge mi mano.

Yo:No sabes lo feliz que estoy.

Dr. Alex:

Después de cenar Lily insiste en irnos a algún bar. Desde que he pasado de la treintena lo cierto es que apenas salimos. Ella me convence y hace falta andar solo unas calles para llegar a un pub.

Pedimos unas cervezas, no son tan buenas como las de España, y después de la tercera ronda pedimos vodka. No es muy buena combinación, en pocos minutos estamos bebidos.

Costosamente llamo al taxi para que nos lleven a casa y nos montamos en él. Subimos en el ascensor y ella tira de mi cuerpo para pegarlo junto al suyo y besarme con fuerza, como dos adolescentes.

Vamos a la habitación y nos vamos desnudando de camino a la cama. Estamos borrachos, somos felices, estamos casados, ha sido una buena celebración.

Ella baja mi pantalón y se sube encima de mí, se la ve tan bonita allí arriba, segura de sí misma, mi esposa.

Lily:A...Alex...-dice cansada. Comprendo lo que pasa así que me pongo yo arriba. Entrelazamos las manos y seguimos, ella está eufórica y acabamos en un inmenso orgasmo.

Nos tumbamos bocarriba y cogemos aire. El corazón me va a mil, ella se acurruca en mi pecho y nos metemos en la cama.

Son las cuatro de la mañana, nos quedamos dormidos y yo voy al baño. Lavo mi cara y me miro al espejo, está toda la ropa tirada por el suelo: la habitación una leonera, mientras que el baño ordenado. Vuelvo a la cama y abrazo a Lily para volver a dormir.

Las marcas de una florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora