Cuatro días. Han pasado cuatro días desde que Helena Hansen se separó completamente de mí por un malentendido. Es comprensible, no puedo aceptarla ni besarla. Dejando a un lado el hecho de que sea una hipócrita, una mimada y un elfo comparándola a mi estatura, es mi amiga, y con el paso del tiempo he aprendido a amar a mis amistades desde lo profundo de mi corazón o de lo que sea que tenga. La gente cree que por ser mendigo soy una mala persona, aunque bueno, lo fui. Y lo único que hago cada día de mi miserable vida es recordarme todo daño que ocasioné en un pasado. Fui una bomba atómica y calciné sin avisar a todos mis seres queridos; por eso quiero tanto a Lena en estos momentos. Es lo único que me queda junto a Molly y a la Señora Brown. La quiero porque me supo ver entre tanto bullicio, y no quiero que esté junto a Adam Reed, aka el orangután. Debo protegerla a toda costa; yo sé que ese chico no es un santo. En realidad sé muchas cosas que nadie sabe por desgracia. Pero yo soy peor que Adam, así que no puedo hacer nada correctamente y eso me frustra demasiado.
Como diría Hazel Grace de The Fault In Our Stars, soy una granada... Aunque en realidad me gusta denominarme como una epidemia. No sólo daño a una persona, si no que propago la desgracia entre su gente, repartiendo daños colaterales como si de caramelos se tratase. Recuerdo haber encontrado ese libro en la basura; me costó leerlo a causa de las nubes que nublan mis ojos, pero me hizo sentir menos solo. Me dio pena quemarlo en una hoguera para no morir de neumonía el invierno pasado. De todas formas nada se compara a Matar a Un Ruiseñor, obra que me leí estando debajo de un maldito puente durante un mes. El número de ratones era incontable y aún tengo pesadillas por ello. Pasar de vivir en un chalet amarillo a dormir cerca de las cloacas fue un cambio demasiado drástico para mi Yo de dieciocho años, aunque ya desde los dieciséis fui un completo idiota.
Ni siquiera sé por qué estoy hilando tantos pensamientos a la vez que busco un par de cartones en el contenedor, con Molly mordiendo la tela de mi pantalón de mientras. Simplemente son las diez y media de la noche y hace mucho frío; Noviembre está terminando. Y mis esperanzas de mirar a Lena a los ojos una vez más, también. En este momento me estoy dando cuenta de lo solo que estoy, porque si todo hubiese ido bien podría estar ahora mismo en la playa junto con ella tocando alguna canción de ese grupo,1 Direction. Lo haría porque sé que ella los ama, lo vi en su libreta de matemáticas. Pero no es así y debo aceptarlo porque no me queda otra.
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Indigente || Lrh
FanfictionA Lena no le hizo gracia encontrarse a ese joven con ropa andrajosa y pasada a la moda, tirado en el suelo junto una lata de centavos y una guitarra. A Lena no le gustaban muchas cosas, pero Luke Hemmings comenzó a ser la excepción. Septiembre del 2...