The Only Reason. // 5SOS.

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—¡Mierda, Hannah! —Sollozo agarrándome fuertemente la cabeza, sin saber cómo actuar.

—Tranquilízate, ¿sí?

—¿Cómo lo hago, joder? ¡Explícamelo!

—¡Sé que es una mierda! —Alza la voz poniéndose de los nervios también.

—¡Me han cortado el puto pelo! —Lloro más fuerte, girándome esta vez hacia el lavabo para poder agarrarme a él.

—Podemos intentar arregarlo...

—¿Cómo? —Musito quedándome casi sin oxígeno por todo el llanto anterior, inundando de eco el baño de mujeres.

—Mamá es peluquera en nuestro barrio, pero claro, tendríamos que coger un bus porque queda lejos.

Sorbo mi nariz y me limpio las lágrimas con la palma de mis manos, entornando mi cuerpo de nuevo para analizar el rostro de la chica a la que ya considero mi amiga, bajando la vista porque le llevo una cabeza de altura.

—Hagámoslo, ya todo me da igual —Suspiro profundamente, ahogándome con mi propia respiración irregular.

—Piensa que así por lo menos no llevarás un cuarto de la cabeza casi rapada —Intenta bromear, pero no lo consigue.

—Tampoco quiero que pierdas clase por acompañarme, puedes decirme la dirección e iré yo —Me abrazo a mí misma, un tanto nerviosa porque muchos se rieron de mí y todos susurraron al notar mis pintas por el pasillo.

He llegado a la conclusión de que odio este instituto, esta ciudad y cada vez más a mí misma por meterme en esto.

—Luke —Murmuro recordándolo, llorando más fuerte— ¡Va a verme horrible!

Hannah traga saliva y niega, tirando de mí fuera del aseo y yendo rápido por los pasillos, pasando desapercibida e intentando no encontrarse con mucha gente. Las personas aquí me ponen nerviosa y por cada silueta que veo a lo lejos un complejo más nace dentro de mí.

—Espera, Lena —Me guía hasta su taquilla, tirando de mi mano esta vez— Tengo un gorro de lana, esto puede solucionar el hecho de que te miren durante el trayecto.

El Hallelujah de Haendel comienza a sonar en mi mente, al igual que mil ángeles descienden del cielo para colocarle una corona de hojas de olivo a esta chica en la cabeza. Es mi salvadora.

Mueve la pequeña rueda del candado de su casillero de una forma estratégica, propinándole un pequeño golpe para poder abrir bien la puerta ligeramente despintada. Puedo analizar el interior por unos instantes, viendo que carece casi de ornamentación y que se basa sólo en almacén para libros y ropa deportiva.

Con su torpe mano consigue rescatar un gorro de lana blanco, poniéndomelo en la cabeza y volviendo a andar al segundo, sin perder el tiempo.

—Espero que tu madre no se moleste porque pierdas clase.

—Yo también —Musita— Es una mujer con mucho temperamento, pero lo entenderá.

Suspiro profundamente y vuelvo a llorar de vez en cuando, recordando en bucle el momento en el que Harry me cortó el pelo en clase de tecnología haciéndome una emboscada con sus amigos. Lo peor es que no puedo hacer nada para defenderme en este caso, y más bien en ninguna otra ocasión. Estoy jodida.

Indigente || LrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora