Mi estómago duele tanto que acabo despertándome de forma súbita, llevándome las manos a mi vientre y gruñendo al darme cuenta de lo que me pasa.
Rápidamente voy al baño y observo mi ropa interior, maldiciendo de forma interna ya que todos están durmiendo plácidamente y no quiero perturbarles. Me mareo y me estiro levemente ya que mis riñones se quejan, mientras que me aseo y me enfundo en otro pijama, limpiando el desastre de mi habitación de forma muy silenciosa.
Pero, eh, lo bueno es que no estoy embarazada. ¡Yuju!
Me desplomo en mi cama después de un largo rato y me retuerzo por las molestias, bufando y abrazándome a un peluche en forma de pulpo con lentejuelas que James me consiguió en una feria. ¿Por qué un pulpo y no un osito? No lo sé, a él le pareció gracioso.
Al rato decido levantarme de forma rápida, caminando de puntillas hasta la habitación de invitados, con la linterna del móvil conectada y con el muñeco en la mano libre. Ni de broma me pienso exponer a las criaturas malignas de la oscuridad sin un arma letal a mi lado.
Abro la puerta evitando que produzca mucho ruido, apuntando al lecho del rubio para poder comprobar si está dormido.
Y tanto que lo está, o eso me parece hasta que veo que abre sus ojos de golpe, haciendo que me asuste y casi me caiga hacia atrás.
—¡Joder, Luke! —Grito susurrando, entrando de golpe a la habitación.
—¿Qué se te ha perdido, maldita niña? —Noto su voz adormilada, mientras que restrega su mano contra su cara de forma pesada.
—¿Puedo dormir contigo? —Formulo nerviosa, esperando una respuesta afirmativa.
—No —Niega rotundo, escondiendo su cabeza bajo la almohada.
—Por favor... —Mordisqueo mi labio, pegando más el pulpo rosa a mi cuerpo.
—¿Por qué quieres eso? —Murmura para después carraspear, aclarando su voz.
—Me encuentro fatal, odio tener que sufrir todos los meses —Gruño quejándome— Si no quieres acompañarme por lo menos realízame una operación clandestina para arrancarme estos malditos ovarios de una vez.
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Indigente || Lrh
FanfictionA Lena no le hizo gracia encontrarse a ese joven con ropa andrajosa y pasada a la moda, tirado en el suelo junto una lata de centavos y una guitarra. A Lena no le gustaban muchas cosas, pero Luke Hemmings comenzó a ser la excepción. Septiembre del 2...