—Adiós mamá, nos vemos por la mañana.
—Sí... Tened cuidado. Si necesitas algo llámame sin dudarlo, ya lo sabes. Y si no contesto, llama automáticamente a Derek. Aunque no estoy muy segura de que te responda porque la mayoría del tiempo piensa que son asuntos de trabajo, pero bueno, por intentarlo no pierdes nada.
Suspiro oyendo cómo cierra la puerta del coche sin decir nada más, sacudiendo después la mano en el aire y yéndose con el adulto canoso a una buena velocidad, tragando yo saliva mientras que giro sobre mis talones para acercarme al porche y poder encaminarme al interior del hogar. Estoy sin nadie excepto la presencia del gigante de pelo rubio porque los demás inquilinos han decidido ir de visita a la casa de los abuelos. Esta situación me aterra.
Llevo sin hablar realmente con él desde hace tres días.
Coloco mi pelo sobre mi frente y hago que Molly entre antes de mí para cerrar la puerta a mi paso, dejando mis zapatillas tiradas de cualquier manera sobre el suelo de madera clara del recibidor. Ella corretea hacia el salón, ladrando ligeramente para invocarme.
—A ver... —Suspiro profundamente y ruedo los ojos, yendo tras ella— Vamos a prepararte la cama para que duermas la siesta.
Saca la lengua afuera y mueve la cola rápidamente de un lado a otro cuando ve que me dirijo a recoger la chaqueta negra de su dueño que reposa de manera descuidada en el suelo, sacudiéndola para quitarle el exceso de polvo y pelos.
—Te he comprado un cojín para que tumbes y no hay manera si no es con esto, eh. Eres un ser retorcido —Dejo que se recueste en su lecho y la rodeo con la prenda de tela de forma minuciosa, rascando su lomo después— A descansar, venga.
Por un lado entiendo que quiera recostarse sobre la chaqueta de Luke, ya que durante su estancia en la calle siempre sirvió como cuna improvisada para ella. A veces no consigue conciliar el sueño y tenemos que subirla a mi cuarto porque sin la presencia de olores conocidos se asusta y se queda en alerta.
Se me queda mirando y se acurruca, lloriqueando cuando me voy. Suspiro y doy la vuelta, dándole la última galleta que llevo en el bolsillo de mi bata para subir las escaleras y llegar a mi habitación.
Carraspeo al abrir la puerta y encontrar a Luke tumbado de pies cruzados sobre la cama, leyendo un libro mientras se coloca mejor las gafas sobre el puente de la nariz cuando se resbalan. Parece que está sumergido en la lectura.
Me pongo nerviosa de sólo estar en el mismo cuarto que él, así que sin pensarlo mucho decido entablar una conversación porque el silencio me está asesinando. Él sólo me taladra con esos ojos azules por encima de los cristales de su montura, expectante.
—¿Qué lees?
—Tu diario —Alza las cejas, aún serio.
Abro la boca y frunzo el ceño, hasta que analizo su sonrisa burlona y veo que me muestra la verdadera portada de la obra.
—¿Peter va al parque? —Me río incrédula— ¿En serio, Luke?
—Joder, no tienes una biblioteca muy extensa. No es mi culpa si esta era la única opción —Se ofende notablemente.
Niego y sonrío levemente, más tranquila. Me siento en el borde de la cama y él me busca con la mano, pero yo en respuesta no le ofrezco la mía.
—Creo que nos haré algo para comer, ya es la hora de la merienda y me suena el estómago —Pongo de excusa, levantándome de nuevo.
Él niega y deja el fino libro de numerosas ilustraciones abierto de cualquier manera sobre el colchón, levantándose y estirando su camiseta.
—No, Helena —Niega quitándose los lentes y dejándolos sobre la mesita— Voy a cocinar para ti.
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Indigente || Lrh
FanfictionA Lena no le hizo gracia encontrarse a ese joven con ropa andrajosa y pasada a la moda, tirado en el suelo junto una lata de centavos y una guitarra. A Lena no le gustaban muchas cosas, pero Luke Hemmings comenzó a ser la excepción. Septiembre del 2...