A Lena no le hizo gracia encontrarse a ese joven con ropa andrajosa y pasada a la moda, tirado en el suelo junto una lata de centavos y una guitarra.
A Lena no le gustaban muchas cosas, pero Luke Hemmings comenzó a ser la excepción.
Septiembre del 2...
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Los días con Luke son de lo más extraños, pero he aprendido demasiadas cosas estando a su lado. Desde técnicas como hacer una fogata frotando dos piedras, hasta descubrir cantidad de bandas geniales de las cuales él es fanático. No sabía que está obsesionado con una banda australiana, Good Charlotte, y que su sueño es verla en directo junto con Green Day. No creía que los vagabundos tenían sueños en realidad. O quizás no los tengan y Luke poco a poco se va convirtiendo en alguien decente, cosa que me alegra ya que mis amigos lo podrían llegar a aceptar. Pero lo jodido de todo esto es que sé cosas de él pero no soy consciente de quién es en realidad. No sé quién es Luke Robert Hemmings sin filtros.
El día en el cine me dejó claro dos cosas. La primera es que no es tan inculto como creía, y la segunda es que ha sido un drogadicto en alguna parte de su corta vida. Y después de saber esto tengo miedo. Una vez me contaron algo de que se pueden volver locos, y aunque permita soportar estar con un indigente, no podría hacerlo con un inestable mental. Aún no me puedo fiar de sus intenciones.
—Mierda, no puedo mover los dedos por el frío —Bufa quejándose, poniendo su mohín característico de desagrado mientras que coloca los dedos en el mástil de la guitarra de forma temblorosa.
Y es verdad, estamos a cuatro grados y no entiendo cómo no se está muriendo. Va en camiseta de manga corta, la cual tiene un par de agujeros. Espero que hayan sido creados por el paso del tiempo y no por una rata, porque dudo mucho que Luke duerma en sitios higiénicos. Confieso que a veces me da asco besarle por si acaso me contagia algo.
Empieza a tocar los primeros acordes de Wake Me Up When September Ends, pero no lo consigue porque sus dedos sufren la reuma del clima castigador que nos está trayendo el invierno. Por lo menos yo voy muy abrigada y estoy fumando un cigarro para entrar en calor, aunque no sé si eso sirve de algo. Viéndolo sufrir entre temblores, hago una mueca y miro a Molly, gruñendo. Luke a veces es idiota desde mi punto de vista.
—¿A qué estúpido se le ocurre tapar a un bicho con su única chaqueta? —Ruedo los ojos, mirándole. Ese animal recibe más cuidados que yo por parte de él; ya que está durmiendo entre escalofríos bajo la tela, recibiendo calor corporal de Luke y sintiendo caricias en la cabeza.
—La pobrecita está enferma... —Dice el ojiazul, mirándola con cierta preocupación y dejando la guitarra a un lado.
—Pero no tienes que pasar frío por Molly, es vieja y va a morir en cualquier momento. Piensa en ti y para ti.
—Ella es lo único que me queda —Dice con la cabeza gacha. Puedo notar que le ha lastimado un poco mi comentario, pero me da un poco igual ya que sé que llevo la razón.
—Luke, pasar frío es horrible. No intentes atrasar lo inevitable, algún día tiene que suceder —Me encojo de hombros.
—Ella siente el frío como tú y yo, y además está enferma —Comenta ya cabreado— Como comprenderás, debajo de tu abrigo de Louis Vuitton es muy fácil ver el mundo, así que deja de opinar sobre mi vida y encárgate de buscarle un sentido a la tuya.
