A Lena no le hizo gracia encontrarse a ese joven con ropa andrajosa y pasada a la moda, tirado en el suelo junto una lata de centavos y una guitarra.
A Lena no le gustaban muchas cosas, pero Luke Hemmings comenzó a ser la excepción.
Septiembre del 2...
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—¡Luke, joder! —Los gritos de James me hacen estallar en carcajadas.
Lo siento mucho, pero es demasiado cómico. Este chico es alegría entre oscuridad, es como tomar un gran vaso de agua fría después de caminar durante horas por el desierto.
—Buenos días, Molly —Oigo a Helena a los lejos, de seguro estando recién levantada.
Oigo la respiración de la animal entrando por la puerta de la cocina, correteando y acabando por posar sus enormes patas en mi regazo. La abrazo y la lleno de mimos, sonriendo ante su movimiento de cola en señal de aprobación, observando a la noruega fantasmal. Tiene cara de espítiru al despertarse, pero me sigue pareciendo preciosa.
—¿Me haces el favor y me ayudas, por favor? —Su hermano bufa, pero acaba entre risas al oír las mías.
—Ni en tus mayores sueños —Contesto, aún sin recuperar el aliento por el ataque anterior.
Un estruendo se hace presente; a mi parecer se trata de una silla arrastrándose por el suelo. Ha decidido actuar por su propia mano, quejándose por lo bajo.
Estamos preparando lo necesario para celebrar una "sesión de Empatía" para Lena.
Básicamente fuimos invitando a venir a casa a varios indigentes que conozco personalmente, simplemente para pasar una tarde entre todos y contando nuestras historias; conociéndonos. Por supuesto yo no compartiré la mía, pero dejaré que ella por fin sienta algo de comprensión y pena. Poco a poco esas emociones van emergiendo en su corazón.
