—Michael, no tengo todo el día —Ruedo los ojos sin una pizca de miedo.
Él estira sus comisuras en una tétrica sonrisa de superioridad, sentado a mi lado en este viejo sofá casi sin espuma debido a los agujeros que tiene.
—¿Cómo está Lena? —Formula cambiando de tema, enervando mis nervios mientras que apoya su mano en su mejilla con indiferencia.
—¿Cómo estarías tú con uno de mis puños en el ojo? —Vuelvo a rodar los míos.
—Estas últimas veces has venido con la cara hecha una mierda —Recuerda por culpa de mi frase.
—Por culpa del mejor amigo de ese cabrón —Señalo a Adam, el cual se encuentra en una silla de madera al otro lado del salón hablando con otros socios y traficantes.
La verdad es que aquí participan desde críos como él hasta señores de cuarenta años, preparando sacos de droga o contando farjos de billetes de dos en dos con rapidez, siendo conscientes lo que hacen. Este edificio en uno de los barrios más infrahumanos de la ciudad alberga más de un secreto, del cual yo ahora formo parte quiera o no.
—Han hecho bien, a ver si se te bajan los humos.
Me río irónico, imaginando la paliza que se merece con matices muy macabros. Luego cruzo mis piernas en señal de altanería, dejándole claro que no me intimida. Me cruzo de brazos alzando las cejas, esperando a que me diga lo que quiere.
Shiro traga saliva observando a nuestro jefe, dando sensación de cobardía ante Mike a kilómetros. Parece un cordero asustado por un gran lobo negro y hambriento, el cual mastica su autoestima con sus poderosas fauces afiladas sin reparo alguno.
—Os he llamado porque como ya sabes, Luke es tu subordinado —El teñido se dirige con sus pupilas al japonés— Me fío más de ti que de mí mismo, lo sabes. Tengo un encargo para vosotros de última hora.
Me río internamente porque tanto Shiro como yo nos dedicamos a criticarlo todo lo que podemos en cada una de nuestras expediciones. Lo trata como a una mierda, incluso degradándolo y usándolo como un esclavo, así que esta frase de seguro la ha formulado para tenerlo más de su parte. Nadie aquí soporta a Michael, pero el miedo y el dinero mueven montañas. Eso es una verdad universal.
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Indigente || Lrh
FanficA Lena no le hizo gracia encontrarse a ese joven con ropa andrajosa y pasada a la moda, tirado en el suelo junto una lata de centavos y una guitarra. A Lena no le gustaban muchas cosas, pero Luke Hemmings comenzó a ser la excepción. Septiembre del 2...