Proof // Souvenirs.

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Tengo el día libre, y me encuentro pagando unas tabletas de chocolate y unos refrescos mientras que la anciana Brown me sonríe de forma extraña; diferente a la de todos los días

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Tengo el día libre, y me encuentro pagando unas tabletas de chocolate y unos refrescos mientras que la anciana Brown me sonríe de forma extraña; diferente a la de todos los días. Oigo un estruendo proveniente del almacén y luego veo a una jirafa de ojos azules saliendo como puede por la enana puerta, haciendo que no pueda aguantar la risa. Se ve demasiado tierno siendo torpe.

—He ganado cinco dólares —Veo que Luke se quita el sudor mientras que camina hacia mí, agotado— Vamos a la heladería, yo invito.

 Bonita manera de saludarme, Hemmings.

—Robert, estamos en noviembre, ¿no crees que es raro? —Le cuestiono. La señora Brown está tan metida en nuestra conversación que sólo le falta conseguir unas gafas de realidad 3D y un gran cubo de palomitas. Esto me huele raro.

—Oh, todo el mundo sabe que el helado está más rico en otoño e invierno —Rueda los ojos, algo sonrojado por la mirada expectante que nos inunda a los dos— Estuve por dos horas limpiando las ventanas del escaparate de la señora Brown, de verdad necesito invitarte, Helena.

No puedo negarme, aunque sé que jamás comprenderé totalmente lo especial que es para él poder invitar a alguien a algo. Luke nunca acepta la caridad de los demás, pero se muere por entregar de la suya a cualquiera. Estúpido idiota.

—Está bien, tú ganas —Me encojo de hombros, haciéndome la indiferente. Molly me ladra desde el exterior y ruedo los ojos; jamás le caeré bien.

Luke se gira sobre sus talones, empezando a andar decidido, dejando sus cosas en la tienda. Extrañamente no ha tenido que decirle nada a Brown, así que esto parece estar preparado. Ya en la calle caminamos en silencio hasta la heladería más próxima, dirigiéndonos hacia el mostrador mientras que el pequeño animal espera pacientemente sobre el pavimento de la acera. Me detengo a analizar el aspecto del rubio, llevándome una sorpresa. Hoy tiene el pelo recogido, la barba bien recortada y una camisa de seda azul oscura que deja ver una leve parte de su pecho. Alzo las cejas mientras que él me me mira confuso, sin entender nada. 

—¿Tengo  monos en la cara?

—Simplemente... Hoy te ves menos mugriento y sucio que de costumbre.

Indigente || LrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora