A Lena no le hizo gracia encontrarse a ese joven con ropa andrajosa y pasada a la moda, tirado en el suelo junto una lata de centavos y una guitarra.
A Lena no le gustaban muchas cosas, pero Luke Hemmings comenzó a ser la excepción.
Septiembre del 2...
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—Adam, me haces daño —Bufo, siendo empujada por él contra la pared del vestuario de chicos. Este sitio apesta a testosterona y a humanidad— Voy a perder el autobús por esta tontería.
—¿Tontería? —Murmura contra la piel de mi cuello, sin dejar el trabajo de dejarme marcas allí.
Ruedo los ojos mientras que no me observa; dos años con él no han servido de nada porque para mí sigue siendo un completo extraño. Claro está, antes sentía las famosas mariposas cuando estaba a su lado, pero ahora permanecemos juntos porque eso nos hace conservar nuestra buena imagen en el instituto. En realidad él no es muy especial aquí, pero como es el mejor amigo del capitán de fútbol también logró abrazar la fama.
—Joe te está esperando, sabes que le gusta que lo veas entrenar —Intento alejarme con esta afirmación, acercándome al espejo más próximo y colocándome bien la falda. Cuando ya estoy frente al cristal me acomodo el pelo a un lado del cuello y suspiro; le beso la mejilla.
—Diablos, ahora entiendo por qué sigues virgen. Eres una estrecha —Gruñe.
—Y tú eres un mal novio.
Le sonrío con burla y camino con aires de grandeza hacia la salida. Salgo yendo al patio a buscar a Kay, muriéndome de hambre. He gastado mis estúpidos diez dólares para el almuerzo en ese vagabundo anti higiénico... Y me pregunto en qué estaría pensando en ese momento. Ahora me arrepiento de aquella acción.
Bufo al llegar al lugar y al verla comiéndose un sándwich mientras que habla con su novio sentados sobre el césped, notándose a kilómetros que le importa una mierda no llegar al autobús a tiempo. Al ver que ninguno de los dos reacciona ante mi presencia, decido hablar.
—Hey. Kay, vámonos, por favor.
—Mmm... No... Ya nos vemos, ¿sí? Me apetece pasar más tiempo con Harry, ya te pondré al día por Skype. Pásalo bien Lena —Y se vuelve a revolcar con su querido amado sobre la hierba, devorándose con él a besos. Y eso que sólo se conocen de hace dos semanas.
Ruedo los ojos al ver tal escena y giro sobre mis talones encaminándome hacia la salida principal del edificio, bufando y subiéndome al estúpido autocar entre una serie de empujones mutuos con otros compañeros. Saludo de una forma pija a las chicas de mi grupo y me siento con una chica que no conozco porque no quedan más sitios libres, mirando hacia mi teléfono de forma desinteresada mientras que mis tripas rugen como un león que no se alimentó en tres semanas.
Todo va bien hasta que recibo ese estúpido Whatsapp de mi madre.
"Me parece bien que quieras descansar del instituto, pero pásate por la tienda de los Brown, hice un pedido y seguramente esté ya preparado. Es para que puedas hacerte la cena; hoy no estaremos en casa. Dale de comer a James. Te queremos, y no te preocupes, todo está pagado"
Me hace gracia el hecho de que traten a mi hermano mayor de veintidós años como si fuese un gato siamés. La verdad es que es absurdo el hecho de tener que ser su niñera, pero no me queda otra cosa que aceptar el puesto. Le contesto con un pulgar hacia arriba y guardo el móvil.
