Self Help. // Good Charlotte.

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Sonrío de oreja a oreja observando cómo bebe del café que le he traído, distraído mientras que funde su mirada con el horizonte

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Sonrío de oreja a oreja observando cómo bebe del café que le he traído, distraído mientras que funde su mirada con el horizonte. Llevo unos días de vacaciones y sólo lo he venido a ver dos veces contando esta. Acaricio su pelo y él cierra los ojos, escondiendo su nariz en la bufanda que le he prestado y pegando más su cuerpo al mío, pidiendo protección.

Nos quedamos en silencio por mucho tiempo mientras que decide bostezar y apoyar su nuca levemente en mi pecho, sin ninguna mala intención. Por si no me he explicado bien, me he sentado detrás de su espalda y he abierto las piernas para poder juntarme a su cuerpo, dejando que se acomode y mire hacia su querido mar de una forma cómoda.

Juego con los mechones de su nuca y dejo que se tape mejor con la chaqueta de mi hermano James, la cual he traído conmigo en mi mochila para que no pase frío por hoy. Además, le tiendo un trozo de chocolate de forma desinteresada. Él me da las gracias muchas veces y comienza a devorar como una bestia rabiosa.

Termina el líquido del termo y la comida, y se empieza a reír sonoramente sin motivo aparente. Me sorprendo y acaricio sus hombro  sin molestarle. Pasa una mano por su tupé muy mal hecho y luego vuelve a toser adolorido.

—A ver, a ver... Helena, desembucha de una vez. No es normal que seas buena conmigo, así que ya puedes ir contándome la verdad. ¡Eres peor mintiendo que yo gestionando mi cuenta del banco! Adivina... ni siquiera tengo cuenta bancaria, así que eres una reverenda idiota.

Ruedo los ojos. El estúpido es listo. Bufo y sigo acariciando su pelo para convencerlo, aunque me da asco por si está muy sucio.

—Vale, está bien —Suspiro— Kay me ha invitado a tomar un café junto a ella, Adam y Harry. Acepté y le prometí llevar a mi gran amigo el francés, y eso me conlleva a invitarte a ti.

—¿Y a mí que me cuentas? Es tu problema. Búscate a otro rubio que sepa hablar el idioma, no te aproveches de mí como si me pudieses comprar con un poco de cariño —Dice algo dolido; al parecer pensó por un momento que los mimos eran un comportamiento real por mi parte. 

Hago una mueca y lo aprieto a mi cuerpo, abrazándolo por el cuello. Beso su sien muchas veces, desesperada. Si voy sin él, se reirán de mí. Veo que se sonroja levemente y hace un mohín de desagrado, empujándome lejos y cruzándose de brazos.

—Por favor Lukey...   

—¡Estúpida niña mimada! —Exclama mientras que le pongo ojitos de cachorro, como si nunca en mi vida hubiese roto un plato— Oh... —refunfuña por lo bajo— Está bien.

Vaya, es un chico fácil, o por lo menos se nota que con un par de besos se ablanda. No puedo juzgar esa actitud, ya que si no fuese por la Señora Brown no recibiría nada de amor. Sonrío y aplaudo ligeramente, soltando un gritito de ilusión.

—Eres el mejor —Sentencio, dando un sonoro beso en su mejilla y volviendo a tirarme sobre él, haciendo que choque contra la arena y frunza el ceño de forma infantil.

Indigente || LrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora