A Lena no le hizo gracia encontrarse a ese joven con ropa andrajosa y pasada a la moda, tirado en el suelo junto una lata de centavos y una guitarra.
A Lena no le gustaban muchas cosas, pero Luke Hemmings comenzó a ser la excepción.
Septiembre del 2...
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—Cielo, ¿qué tal en el trabajo?
Sonrío cerrando mis ojos cuando siento un beso sobre mi mejilla, abrazándola ligeramente como respuesta.
—Spencer es un buen superior, ya entiendo todo lo que hay que hacer.
—Las estúpidas chicas no paran de mirarte y de soltar comentarios sexuales acerca de ti.
Suelto una pequeña carcajada al notar sus celos inocentes, dejando mis dos dedos presionando sus mejillas para hacer que ponga morritos. Le doy un suave beso y observo su cara de desagrado, feliz de tenerla conmigo de esta manera.
—Lena, sabes que eres la única para mí —Suspiro sintiendo ese típico cosquilleo en el estómago— Quiero decir, tu estupidez reluce tanto que jamás tendré que cambiar las bombillas de la cafetería.
Emito un Auch al recibir un suave golpe en la nuca de su parte, consiguiendo que ruede los ojos.
—En nuestro idioma hay muchas palabras, pero jamás encontraré las adecuadas para explicar las ganas que tengo de golpearte en la cabeza con una silla.
—¡Wow, Fake Betch! —Abro más ojos al oír esto— ¿Qué tal si olvidas lo que dije y me das un abrazo?
Ella suspira y sonríe negando, aferrándose a mí como un koala y apoyando la cabeza en mi hombro mientras hace lo que le pedí.
