Idiot. // Mermaed.

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Suspiro demasiado aburrida de Adam, caminando abrazada a su cintura por la calle en la que cojo siempre el bus, aunque hoy sea Sábado

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Suspiro demasiado aburrida de Adam, caminando abrazada a su cintura por la calle en la que cojo siempre el bus, aunque hoy sea Sábado. Ya son siete días en los que he ignorado completamente a Luke y mi vida vuelve a ser un pozo lleno de aguas turbias y grisáceas, más que nada porque todo a mi alrededor es mediocre y falto de color. Si no fuese por mi hermano estaría todo el día tumbada, comiendo dulces y viendo series de incluso ocho temporadas frente a la televisión del salón. A veces doy una vuelta por la ciudad con Kay y en otras ocasiones tengo citas con mi novio, pero todo es demasiado cutre y sobreactuado; estoy harta de aparentar algo que de verdad no soy.

Mi estómago me llama y decido ir a la tienda de la señora Brown, arrastrando a Adam como puedo. Usualmente se queda en la calle jugando con su estúpido teléfono al Flappy Bird o fumando un cigarro, pero hoy tengo ganas de que me acompañe. Siempre me siento incómoda si paso frente a Luke estando sola, así que mi capricho por recibir mimos es una buena excusa para evitarme el momento embarazoso.

—Lena, quiero llegar a tu casa rápido —bufa, agotado.

Ni siquiera hemos paseado durante media hora y él ya quiere tumbarse en mi sofá y jugar con el múltiple número de videoconsolas que tiene James. Mi hermano odia con toda su alma a Adam, y éste lo sabe de sobra, pero sigue aprovechándose de él ya que mis padres lo aman.

—Sí, amor. Está bien...

Ruedo los ojos cuando no me mira y me quedo estática al ver a Molly jugar con un palo sobre un par de cartones sucios y rotos, enroscada en la chaqueta negra de su dueño como si fuese un bebé. Sonrío porque parece un peluche adorable en esa posición, pero me preocupo al no ver al rubio ya que ha dejado todas sus cosas de mala gana en el suelo; incluso descuidando la guitarra que utiliza para ganarse la vida. Lo único que está en su posición habitual es la estúpida caja rítmica que trata como si estuviese hecha de diamante, siendo en realidad algo inservible e inútil. Debería venderla.

—¿Qué te pasa?—Adam me mira sin comprender mi expresión pensativa, ya que le da completamente igual la escena. Mira con desprecio a Molly y sigue caminando, encogiéndose de hombros.

Suspiro despertando del pequeño trance y dejo unos diez centavos en el bote de guisantes vacío que Luke siempre tiene posicionado en el suelo, sonriendo al ver un cartón al lado que pone "Have a nice day :-)" escrito con una tinta pésima que seguro tomó prestada de algún contenedor de basura. Entro en la tienda y sonrío al ver a la anciana de siempre trabajando con alegría, tarareando una canción de forma animada.

—¡Hola, preciosa! —Me mira cuando la campanilla que tiene colgada en la puerta le avisa de mi presencia, sacudiendo su mano en forma de saludo. Analiza a Adam de una forma curiosa y luego se apoya en el mostrador— ¿En qué puedo ayudarte?

De forma súbita oigo una música latina, haciendo que alce la cabeza y que en el fondo del establecimiento me encuentre a Luke Robert Hemmings moviendo el culo de un lado a otro a modo de baile, colocando de mientras unas cajas de cartón en unas estanterías altísimas. De vez en cuando canta algún verso pero se nota que no se sabe la letra completa, y yo decido seguir ignorándolo aunque en el fondo me gustaría unirme a él. Rebusco entre la sección de dulces para comprar lo que quiero, sintiendo la mirada fija de Brown sobre mi espalda.

Indigente || LrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora