Capítulo 4 - Mickey

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Entro en la sala de juegos y voy directo hacia el panda.

Pe: hola, tete! Has venido a jugar?
Ra: no, yo ya soy mayor para entrar aquí
Pe: si tú lo dices...
Ra: *le da una colleja* no te pases de listo
Pe: *ríe* perdón
Ra: venga, corre a por tus amigos

Mi primo me hace caso y yo sigo yendo hacia el panda. Realmente no sé qué le voy a decir. Sería fácil hablar con él si fuera Agoney, pero si no lo es, haré un ridículo espantoso. Por suerte, el universo decide ahorrarme el momento incómodo.

Ago: aunque midas medio metro, no puedes estar aquí, rubio
Ra: así que trabajas aquí?
Ago: sí... no es el trabajo de mis sueños pero algo es algo que el piso no se paga solo
Ra: *susurrando* y sueles coger el uniforme del curro para colarte en zoos y hacer protestas?
Ago: *ríe* fue la primera vez. Y la última. En serio, es muy incómodo huir con este traje
Ra: no sé si se le puede llamar huir a que un segurata te eche
Ago: idiota... *ríe*
???: Mickey

Una pequeña niña de pelo rubio y ojos azules tira del disfraz de Agoney.

???: Mickey
Ago: no, no soy Mickey, soy un osito pa...
???: Mickey!

Hago todos mis esfuerzos por no reírme en su cara pero no puedo aguantar. Me llevo un zarpazo por parte del panda de regalo.

Ago: bueno, rubio, me voy a trabajar
Ra: alguna vez te voy a ver sin el traje de panda?
Ago: acabo en una hora
Ra: estás sugierendo que te espere?
Ago: si quieres
Ra: vale
Ago: vale
Ra: pues vale
Ago: adiós
Ra: hasta luego, Mickey

Agoney se quita el guante del disfraz durante unos segundos para dedicarme una peineta y se va con la niña rubia. Me quedo mirando cómo juega con los críos, es mucho más entretenido que hablar con los padres... De vez en cuando también miro a Pedro, para ver que está bien y para disimular, más que nada.

Pe: Raoul, está aquí Agoney
Ra: ya lo sé *ríe* te lo estás pasando bien?
Pe: siii, Agoney es muy divertido, hace todo lo que le pedimos

Porque es su trabajo...

Ra: qué guay
Pe: me voy
Ra: vale *le acaricia la cabeza* no hagas mucho el bruto, eh?
Pe: nooo

Pasan unos minutos más y veo a Agoney despedirse de los niños. Se mete en una sala y al cabo de unos minutos, sale. Lleva unos vaqueros blancos rotos y una cazadora de cuero. Dios, qué bien le queda, desde luego el traje de panda no le hace ninguna justicia. Qué coño digo?

Ago: hey
Ra: hola, sé que lo primero que quieres una vez te quitas ese disfraz es salir por esa puerta y olvidarte de este sitio, pero mi primo sigue ahí y no me puedo ir, así que si quieres marcharte...
Ago: *ríe negando con la cabeza* no voy a irme, quiero hablar contigo que hace mucho que no nos vemos
Ra: pues unos cinco días...
Ago: coño, ya me entiendes
Ra: ya ya, solo te intentaba tomar el pelo

El canario, que parece conocerse el sitio como la palma de su mano, me guía hasta una mesa que, según él, no te aísla del resto de la gente y en la que puedes seguir viendo a los críos pero te da la tranquilidad de que no llegan sus gritos ni sus carreras, lo cual se agradece. Ambos nos quedamos en silencio esperando a que vengan a atendernos. Miro a la mesa mientras juego con el servilletero, pero noto sus ojos negros clavados en mí y me pone muuuuy nervioso... A ver qué tiene que contar...

CUIDADO CON LO QUE DESEAS (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora