Capítulo 47 - A la cola

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Andamos de camino a casa de Agoney, el frío del invierno nos golpea. Casi no siento la mano, pero no voy a pedirle a Agoney que me la suelte para guardarla en el bolsillo.

Ago: parece que le estoy dando la mano a un muñequito de nieve *ríe* tienes frío?
Ra: *ríe tímidamente* un poco
Ago: tengo una solución

El canario suelta mi mano y se coloca detrás mío. Me mete las manos en el bolsillo y luego mete las suyas. Una vez en mis bolsillos, me coge las manos. El resultado? Las manos calentitas, cogidas y mi cuerpo aislado del frío por el cuerpo del moreno. Eso sí, andar un poco difícil.

Ra: *ríe* somos un puto cuadro
Ago: shhh calla y concéntrate que si nos descordinamos, nos comemos el suelo
Ra: yo me como lo que quieras, cariño *ríe*
Ago: *abre los ojos de par en par* Raoul, por Dios *ríe a carcajadas*

Su cálido aliento procedente de su risa impacta en mi nuca y me provoca un pequeño escalofrío. Lo tengo aquí. Agoney está otra vez aquí. De repente, pasa por nuestro lado un tipo con una bici.

???: maricones!
Ago: sí somos
Ra: y a mucha honra

Antes me hubiera muerto de la vergüenza, me hubiese callado y hubiera seguido andando como si nada. Pero esa es otra de las cosas que hace Agoney, me hace valiente. Me quita el miedo, con él me siento invencible. Con él soy invencible. Llegamos a su casa y nos tenemos que deshacer de nuestro extraño agarre para que pueda abrir la puerta. Una vez dentro del piso, nos quitamos los abrigos y el canario me aprisiona contra la pared dándome un beso mucho más pasional que los de mi casa.

Ra: no decías que me esperaba el piano? *con una ceja alzada*
Ago: que se ponga a la cola, yo estaba antes

Río ante su comentario, pero mi risa no dura mucho, pues los labios de Agoney se encargan de silenciarme otra vez. Entramos torpemente en su habitación, que aunque haga tiempo que no la piso, sigo recordando de memoria su distribución. Por el camino hasta su cama, vamos perdiendo poco a poco la ropa. Acabamos ambos tumbados en la cama. Estoy sentado encima de Agoney besando cada centímetro de su cuerpo con ansia. Ahora que lo tengo de vuelta, ni de coña voy a soltarlo.

Ago: *lo separa cogiéndolo del pecho* eh, fiera, relax *le besa* tenemos todo el tiempo del mundo *le besa el cuello* no me voy a ir

Y aunque mi cuerpo me pide a gritos que no le haga caso, que lo devore aquí mismo, decido relajarme y tomármelo con calma para así disfrutar al máximo de él. Pronto los besos se convierten en lametones, chupetones, mordiscos... Y cuando lo veo, delante mío, sudado, con la respiración agitada y tan necesitado, no lo pienso dos veces y empiezo a masturbarlo. Sus gemidos y bufidos empiezan a llenar toda la habitación.

Ago: *con la respiración agitada* ufff... Raoul...

La imagen del canario gimiendo mi nombre me pone más aún y, sin poder evitarlo, llevo la mano libre a mi entrepierna y hago lo mismo que le estoy haciendo a él.

Ago: *entre gemidos* no... mi niño, ya lo hago yo

El canario deja un suave y delicado beso en mis labios y me retira la mano de mi miembro para que la suya ocupe su lugar. Aceleramos cada vez más el ritmo entre gemidos entrecortados por los labios del contrario. Dios, lo he echado tanto de menos...

Ra: Ago, te quiero
Ago: yo también te quiero, mi amor *gime* lo necesito, Raoul
Ra: el qué?
Ago: sentirte, tenerte dentro de mí *ahoga un gemido en el cuello del rubio* por favor

Y, como es literalmente imposible negarse a eso, le hago caso. Cojemos un preservativo de la mesita de noche del moreno y me lo pone. Se introduce mi pene protegido por el condón en la boca y hace una pequeña mamada antes de proceder a sentarse sobre él y, como él mismo ha dicho antes, meterme en su interior. Agoney hace sutiles movimientos con la cadera indicándome que tengo el control absoluto de la situación. Así que empiezo a mover mis caderas yo también, cada vez con mayor intensidad y velocidad. Provocando así los gemidos y jadeos del mayor que comienzan una batalla con los propios. Hasta que alcanzamos el orgasmo cada uno a su tiempo.

Ago: *recuperando la respiración* madre mía con el enano... y parecía tonto...
Ra: *ríe entrecortadamente debido al cansancio* aprendo rápido *le guiña el ojo*
Ago: con todo lo que practicamos ya podías aprender, ya...

Ambos reímos y, tras recuperarnos un poco, nos vestimos con ropa limpia del canario y nos vamos a la sala del piano.

CUIDADO CON LO QUE DESEAS (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora