CUIDADO CON LO QUE DESEAS (Ragoney)

Capítulo 24 - Crío

Me despierto, noto unos pinchacitos en la nuca, que deduzco que son la causa de mi despertar. Los pinchazos se extienden por todo mi cuello, abro los ojos lentamente para notar que la causante de estos pinchazos no es otra que la barba de Agoney. Una gran sonrisa se esboza en mi cara sin poder evitarlo.

Ago: *dando más besos al rubio* buenos días, chiquitín

Dios, podría despertar así todos los días del resto de mi vida.

Ra: *sonríe y se da la vuelta haciendo que su nariz roce la del contrario* buenos días, Mickey

El canario dibuja una gran sonrisa y, con toda la confianza que ya tenemos, posa su mano en mi cuello y deposita un pequeño beso en mis labios que lo único que hace es dejarme con ganas de más.

Ago: *se levanta de la cama* vamos a desayunar, quiere un batido de chocolate el niño?
Ra: *ríe sonrojado* cuando vas a dejar de reírte de eso?
Ago: nunca, pero lo digo en serio, eh?
Ra: tienes?
Ago: no, pero sé prepararlo
Ra: *sorprendido* sabes preparar batidos de chocolate?
Ago: *ríe* batidos en general
Ra: *con una sonrisa de oreja a oreja* y a qué estamos esperando?

Me levanto como un rayo de la cama y sigo a Agoney a la cocina. Me quedo maravillado con el manejo de la batidora que tiene el canario. Encima el batido está buenísimo. Nos encontramos hablando de trivialidades, cuando el móvil de Agoney empieza a sonar.

📲Ago: sí?... en casa... *poniendo los ojos como platos* hostiaputa, Alfred, perdón se me olvidó completamente... voy voy

El moreno cuelga el teléfono y corre a su habitación para cambiarse.

Ra: qué pasa?
Ago: quedé con Alfred para ir a una protesta contra una tala de árboles y se me pasó por completo
Ra: Alfred? Alfred es el otro panda?
Ago: *asiente con una sonrisa en la cara* te dejo en casa antes de irme?
Ra: puedo ir?

El canario me mira incrédulo. Tan raro es que quiera acompañarle?

Ago: quieres venir?
Ra: sí
Ago: estás seguro?
Ra: sí... creo...
Ago: vamos, anda

Terminamos de prepararnos y ambos nos subimos a la moto. El canario conduce a toda velocidad para llegar a tiempo y yo empiezo a temer por mi vida. En menos de media hora, estamos en el lugar.

Ago: *riendo* tu hermano me mata si te ve aquí
Ra: pues no porque esto es decisión mía, si tiene que matar a alguien es a mí, que estoy harto de que me tratéis como a un crío
Ago: perdona, mi niño *le acaricia la cabeza* tienes toda la razón

Nos reunimos con el resto de protestantes, entre los que se encuentra Alfred, y acampamos en el bosque para impedir que lo talen. Todo va bien hasta que unos tipos con unas motosierras se disponen a cortar uno de los árboles.

Ago: eh, aléjate del arbol
???: lo siento pero yo solo hago mi trabajo
Alf: nos estamos cargando el planeta y lo único que se nos ocurre es hacer desaparecer los pocos bosques que nos quedan... vamos a morir asfixiados por gilipollas y nos lo merecemos además
???: *enciende la motosierra* muy bien, chaval

Alterno la mirada entre Agoney y el hombre. Me conozco esa cara del canario, va a hacer alguna locura. Y efectivamente, coge una cadena y empieza a rodear el árbol. Me lo veo venir.

Ra: Ago, qué haces? Es peligroso
Ago: puede, pero es el único modo de salvar al árbol

El moreno está a punto de cerrar el candado.

Ra: espera *se cuela por debajo de la cadena* ahora
Ago: no, Raoul, sal
Ra: qué?
Ago: es peligroso, si te pasa algo, me muero. Si no me mata tu familia antes...
Ra: qué dejéis de tratarme como a un niño! Ya tengo capacidad de raciocinio y sé qué quiero hacer y qué no. Y encadenarme a este puto árbol para salvarlo es algo que quiero hacer, así que cállate y cierra el maldito candado

Agoney me dedica una tímida sonrisa a modo de comprensión y empatía y presiona con fuerza el candado. Los camiones de los leñadores empiezan a acercarse a nosotros. El corazón me va a mil y tiemblo más que un chihuahua. Agoney lo nota y me tiende la mano. Se la cojo entrelazando los dedos y juntos hacemos frente a la que se nos viene encima...