Capítulo 25 - Gatito

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Nuestra presencia obliga a los leñadores a frenarse.

???: qué se supone que hacéis?
Ago: si te lo cargas a él tendrás que matarnos a nosotros también
???: no os parece excesivo por un árbol?
Ago: no es solo un árbol, es una vida, es el oxígeno que aporta, sabes lo que es el ciclo alimenticio? Quizás este árbol da de comer a algún animal que influya de algún modo en nosotros y si desaparece, muere ese animal y si muere ese animal igual morimos nosotros después. Aunque seamos los seres racionales, que a veces lo dudo, el mundo no nos pertenece y este árbol tiene el mismo derecho a vivir que tú

WOW. Que bien habla este hombre, madre mía. El tipo que tenemos delante no sabe ni donde meterse y se me escapa una carcajada que el canario corresponde con una media sonrisa victoriosa.

???: lo que sea, pero algún día vais a tener que salir de aquí, no podéis quedaros encadenados de por vida
Ra: no te creas, somos unos putos cabezones que consiguen todo lo que se proponen *ríe*
???: muy bien, haced lo que queráis, ya veremos cuánto aguantáis...

El hombre, junto a sus compañeros, abandona el lugar y se queda esperando el momento en el que nos despistemos para acechar.

Ago: vas a poder aguantar?
Ra: acaso lo dudas?
Ago: nos tendremos que quedar muchas horas, puede que incluso días
Ra: pues nos quedamos
Ago: Raoul, no vas a poder dormir
Ra: me da igual
Ago: no tenemos ningún entretenimiento
Ra: nos tenemos a nosotros *sonríe*
Ago: tampoco tenemos comida

MIERDA. Eso sí que duele.

Alf: cómo que no? Yo os traigo lo que queráis. Cuando necesitéis algo, me enviáis un WhatsApp y vengo
Ago: eres el mejor, gatito
Alf: no, ese eres tú
Ago: tú que me ves con buenos ojos
Alf: eso será.. *ríe*

Vale, esta situación me está dando un poco de rabia y no sé por qué. Bueno, sí que lo sé. Gatito? En serio? Y el tonteo de después? Hola? Alfred se despide de nosotros repitiéndonos que está a nuestra completa disposición. Y nos quedamos solos.

Ago: qué valiente, pollito
Ra: ya
Ago: *ríe* lo digo en serio, eh?
Ra: lo sé
Ago: *extrañado* oye, qué coño te pasa?
Ra: nada...

Dios, Raoul, deja de comportarte como un crío. No puedo ponerme celoso de Alfred, primera porque es su amigo y segunda porque él y yo no somos nada.

Ra: perdona, Ago
Ago: no pasa nada... pero no entiendo
Ra: no te rías de mí, porfa
Ago: Raoul que estás hablando conmigo, sabes que me voy a reír
Ra: *suelta una pequeña risa* estaba... estaba un poco celoso de Alfred
Ago: qué? Por qué?
Ra: no sé... salta a la vista la complicidad que tenéis
Ago: sí, eso es cierto. Pero no es precisamente Alfred el que pasó la noche en mi casa, el que durmió en mi cama ni con quien estoy encadenado a un árbol
Ra: *se sonroja* soy idiota, lo sé
Ago: un poqueeeto, pero se te tiene aprecio igualmente *ríe*

Decidimos dejar el tema y nos ponemos a recordar cosas del pasado. Vuelven a la memoria las tardes en las que jugábamos con Álvaro y Sam, los fines de semana de verano en la piscina de la antigua casa de Agoney y, finalmente, los últimos carnavales que vivimos juntos en los que Agoney iba de ratoncito y yo de osito, puesto que el colegio puso como temática "el reino animal".

Ra: recuedo... bueno, me contaron porque tenía 5 años, que pataleé día y noche para que me comprasen uno de lobo pero cuando fuimos a la tienda ya no quedaban y tuve que aguantarme con el de oso *ríe*
Ago: es verdad *asiente con una sonrisa de oreja a oreja* me acuerdo, nos costó mucho a Álvaro y a mí hacerte cambiar de idea
Ra: *levanta el puño con orgullo* cabezón desde que tengo uso de razón
Ago: y que lo digas... sabes? Tengo ese día grabado a fuego en mi mente
Ra: por?
Ago: fue la primera vez que le dije a alguien que no me gustaban las chicas
Ra: en serio?
Ago: sí, de verdad que no recuerdas lo que me dijiste?

Fui yo? Me lo contó a mí? Los recuerdos amenazan con aparecer por mi mente pero desisten sin tener ningún éxito. Es imposible recordarlo, era muy pequeño. Así que me limito a reposar mi cabeza en el hombro de Agoney mientras él procede a contarme la historia.

CUIDADO CON LO QUE DESEAS (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora