Capítulo 43 - Manda huevos

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7 de enero. Agoney volvió ayer, sigo sin saber nada de él desde Nochevieja y mi mente no deja de pensar todas las razones por las que no me habla y, sinceramente, no me gusta ninguna. Las vacaciones ya se han acabado, todo el mundo ha vuelto al trabajo, pero como es sábado, no hay clases. Así que estoy cuidando a Pedro.

Pe: ya han pasado doce días?
Ra: *con una sonrisa triste* sí
Pe: entonces Ago ya está aquí?
Ra: *asiente con la cabeza*
Pe: y por qué no viene?

No lo sé, Pedro. No lo sé y eso me está matando.

Ra: porque está malito, ha cogido un poco de fiebre con el cambio de temperaturas
Pe: pues vamos a verle y le cuidamos, él vino cuando yo estaba enfermo y se me pasó muy rápido con los juegos que hicimos, te acuerdas?

Sin poder evitarlo, se me escapa una lágrima. Pues me invade la nostalgia y el miedo, miedo a que, por la razón que sea, no vuelva a hablar con el canario y no podamos repetir esa tarde de juegos con mi primo, no compartamos más melodías al piano, ni gemidos en la misma cama... Miedo a que todo se haya acabado de golpe y sin saber por qué. Me la seco rápidamente.

Ra: *conteniendose para no seguir llorando* no podemos ir, tiene que descansar
Pe: y por eso estás triste?
Ra: *ríe por el comentario de su primo* sí, un poco
Pe: *le da un abrazo* no pasa nada, tete, se recuperará enseguida, ya verás

Y esto es la gota que colma el vaso, el golpecito que necesitaba para romperme del todo. Y sin quererlo y delante del niño, empiezo a llorar como si no hubiera un mañana.

Me despierto. Cuándo coño me he dormido? Miro a mi alrededor buscando al niño, soy un puto irresponsable. Manda huevos, por las noches soy incapaz de pegar ojo pero cuando tengo que estar pendiente de otra persona no aguanto nada sin dormirme... Me lo encuentro en la alfombra del salón jugando con su regalo de reyes. Así que me uno a él e intento despejar mi mente por un momento. Llega mi tía a casa.

Es: muchas gracias, Raoul
Ra: de nada, tía, ya sabes que me encanta estar con él
Es: te quedas a cenar?
Ra: no, que va, me voy a casa. Pero muchas gracias
Es: vale, adiós, cariño
Ra: adiós *finge una sonrisa*

De camino a casa vuelve a mi cabeza el monotema de la semana: Agoney. En serio, qué ha pasado? Es que si al menos tuviese alguna razón... pero es que no la tiene, no he hecho nada mal, unas horas antes me dijo que me quería... Recibo un mensaje y, como siempre desde que empezó el año, lo reviso a toda velocidad. Y, también cómo siempre, no es él.

📲Ne: te vienes a casa de Miriam? Vamos a poner una peli y nos invita a dormir
📲Ra: paso, quiero quedarme en casa
📲Ne: en la tuya o en la del motero? 😏

Es verdad, ellas no lo saben... Tampoco se lo voy a contar, paso de que me intenten consolar y me hundan más de lo que ya estoy.

📲Ra: en la mía 😒 llevo todo el día con Pedro, estoy cansado 😴
📲Ne: vale, pues descansa bien, nos vemos el lunes en el insti
📲Ra: adéu, Nerea 😘

Y cuando llego a casa, me arrepiento de no haber aceptado la propuesta de Nerea. Pues lo que descubro al llegar a la puerta de casa, me deja helado. Oigo unas risas que supongo que vienen del salón. Dos risas que reconozco muy bien, seguidas de un "qué malo eres" y un "no soy malo, es que hases trampas". Qué coño hace en mi salón, riendose con mi hermano, como si no pasara nada?

CUIDADO CON LO QUE DESEAS (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora